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Usuarios denuncian abandono y riesgos en ciclovía de Tlalpan

La ciclovía instalada sobre Calzada de Tlalpan, una de las arterias más transitadas del sur de la Ciudad de México, ha generado creciente preocupación entre ciclistas y habitantes de la zona debido a la falta de confinamientos físicos que garanticen la seguridad de quienes la utilizan.

A pesar de formar parte del proyecto “Gran Tenochtitlán”, el carril ciclista se limita, en gran parte de su trazo, a líneas pintadas sobre el pavimento, sin barreras que impidan la invasión de vehículos o peatones.

Usuarios frecuentes y colectivos ciclistas advierten que esta condición convierte a la ciclovía en un espacio vulnerable, especialmente en una vialidad caracterizada por el flujo constante de automóviles, transporte público y unidades de carga.

Cruces peligrosos y diseño incompleto

Los puntos de mayor riesgo se concentran en cruces estratégicos como División del Norte, Calzada de la Virgen, Taxqueña y Río Churubusco, donde los automovilistas realizan vueltas sin una separación clara entre carriles, obligando a los ciclistas a frenar abruptamente o a incorporarse al tráfico motorizado.

La organización Caravana Ciclista CDMX ha señalado que el proyecto carece de elementos básicos de seguridad como jardineras, bolardos o bloques de concreto que delimiten un carril exclusivo de al menos 1.5 metros de ancho, como recomiendan estándares internacionales. Además, la ausencia de señalética vertical y barreras físicas ha propiciado que automovilistas se estacionen o circulen sobre el carril ciclista sin consecuencias.

Millones invertidos, obra inconclusa

Aunque la ciclovía cuenta con un presupuesto de 77.6 millones de pesos, el proyecto permanece inconcluso. Tramos con baches llenos de agua, falta de mantenimiento y vehículos obstruyendo el paso forman parte del recorrido diario de quienes se trasladan en bicicleta.

De acuerdo con testimonios de usuarios, se registran hasta 2 mil 103 viajes diarios, pero muchos ciclistas se ven obligados a invadir carriles vehiculares para evitar accidentes. Las obras, iniciadas en agosto de 2025, provocaron desde el inicio caos vial, con motocicletas compartiendo el espacio ante la falta de una delimitación clara.

Exigen seguridad real, no solo pintura

Colectivos ciclistas y vecinos coinciden en que la pintura no sustituye a la infraestructura segura. Denuncian que en zonas donde los vehículos circulan a alta velocidad o donde confluyen rutas de transporte público, la ciclovía expone a los usuarios a accidentes graves.

Aunque autoridades capitalinas han prometido ajustes y mejoras, la inconformidad persiste debido a lo que califican como una ejecución deficiente y apresurada del proyecto. Para quienes usan la bicicleta como medio de transporte cotidiano, la demanda es clara: confinamientos reales, información transparente y una ciclovía que proteja vidas, no que las ponga en riesgo.

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