Un aroma basta para viajar en el tiempo. En Navidad y Fin de Año, no solo vemos luces ni escuchamos villancicos: los olores activan recuerdos profundos, emociones intensas y afectos que parecían dormidos. El perfume del pan dulce, el asado, las velas, el pino o incluso un perfume familiar pueden llevarnos, en segundos, a la infancia o a personas que ya no están.
El olfato, el sentido que conecta directo con la memoria
A diferencia de la vista o el oído, los estímulos odoríferos llegan directamente al cerebro emocional. El responsable es el sistema límbico, integrado por el hipocampo, la amígdala y el hipotálamo, estructuras donde se almacenan recuerdos, emociones y respuestas afectivas.
Por eso, un olor puede detonar nostalgia sin aviso. No se trata de tristeza patológica: hoy se sabe que la nostalgia no es un trastorno, sino una respuesta emocional normal ante estímulos externos, especialmente los olores.
Navidad: rituales, ausencias y aromas
Cada familia vive estas fechas con rituales propios. A veces hay alegría; otras, nostalgia por quienes ya no están. La silla puede quedar vacía, pero el olor permanece. Ese rastro invisible es suficiente para llenar el corazón de recuerdos.
Un solo aroma puede atravesar décadas y reconstruir escenas completas: una cocina, una mesa, una voz.
Un sentido ancestral, hoy más vigente que nunca
El olfato es uno de los sentidos más antiguos de la vida en la Tierra. En la evolución humana, perdió protagonismo frente a la vista y la audición, pero nunca dejó de ser clave.
Hoy se sabe que:
- Se forma en las primeras semanas de gestación.
- Al nacer, el bebé reconoce a su madre por el olor y busca alimento guiado por este sentido.
- Cumple una función de alerta y vigilancia frente a peligros.
- Aporta hasta el 80 % del sabor de lo que comemos y bebemos.
Olores que calman… y olores que alertan
Los aromas agradables suelen relajarnos y evocar ternura. En cambio, olores como el humo o lo quemado pueden activar miedo o estrés, especialmente si están asociados a experiencias previas, como un incendio.
¿Qué afecta al sentido del olfato?
Dentro del genoma humano, el olfato representa cerca del 5 %, lo que da cuenta de su importancia. Sin embargo, puede verse alterado por múltiples factores:
- Envejecimiento: disminuye de forma natural a partir de los 65 años.
- Contaminación ambiental y cambio climático.
- Enfermedades como rinitis alérgica, rinosinusitis crónica con poliposis.
- Exposición laboral a sustancias químicas (combustibles, pinturas, tinturas, queratina).
- Tabaquismo y vapeo.
- Enfermedades neurodegenerativas como Parkinson y Alzheimer.
Ante cualquier alteración persistente, es clave consultar a un especialista.
Aromas que definen las Fiestas
En estas fechas, los recuerdos suelen activarse con:
- Agua de azahar del pan dulce.
- Turrones y mazapán.
- Asado y comidas familiares.
- Perfumes que aparecen en el brindis y el abrazo.
Una inhalación basta para sonreír sin razón, emocionarse o llorar. No es debilidad: es biología emocional pura.
Un puente invisible al alma
El olfato es el único sentido capaz de romper silencios, cruzar años y reconectarnos con quienes amamos. En Navidad, ese poder se intensifica.
Porque a veces, recordar huele.

































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