La cooperación en seguridad entre México y Estados Unidos vuelve a encenderse. De acuerdo con un reporte de The Wall Street Journal, ambos gobiernos ya están preparando lo que sería la tercera entrega masiva de narcotraficantes en lo que va del año, una estrategia que ha marcado el ritmo de las negociaciones bilaterales durante 2025.
Fuentes citadas por el medio estadounidense revelaron que autoridades de ambos países se encuentran armando una nueva lista de objetivos prioritarios. Esta incluiría a operadores financieros de alto nivel, jefes de plaza del Cártel de Sinaloa, del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y remanentes de grupos como Los Zetas y el Cártel del Golfo.
La lista completa permanece en reserva por razones de seguridad, pero se integrará con reclusos que ya cumplen condenas o que se encuentran en espera de sentencia en cárceles federales de México, con el fin de ser enviados a enfrentar cargos en Estados Unidos.
El WSJ destacó que la presión del presidente Donald Trump ha sido clave para acelerar estas extradiciones y que, solo en 2025, el gobierno mexicano ya entregó 55 líderes criminales, cifra que podría aumentar en las próximas semanas.
La estrategia no es nueva. Durante este año se han realizado dos operativos de gran escala. El 27 de febrero, México entregó a 29 objetivos de alto nivel, entre ellos Rafael Caro Quintero, conocido como “El Narco de Narcos”, además de los líderes de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño Morales “Z-40” y Omar Treviño Morales “Z-42”, así como Antonio Oseguera Cervantes “Tony Montana”, hermano del Mencho. También fueron transferidos operadores clave de los Beltrán Leyva.
El 12 de agosto, se envió un segundo bloque de 26 detenidos, bajo el compromiso diplomático de que no se aplicaría la pena de muerte. Entre ellos estaban Servando Gómez Martínez “La Tuta”, Juan Carlos Félix Gastélum “El Chavo Félix”, Abigael González Valencia “El Cuini” y Kevin Gil Acosta “El 200”.
El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, defendió esta política al asegurar que la medida busca despresurizar el sistema penitenciario y neutralizar el mando criminal que muchos capos siguen ejerciendo desde prisión. Señaló que varios de estos detenidos continuaban ordenando secuestros, extorsiones y homicidios desde los penales federales.
Harfuch enfatizó que estos criminales se aprovechaban de las visitas —que no pueden restringirse por motivos de derechos humanos— para enviar instrucciones a sus organizaciones, lo que calificó como un “riesgo inaceptable para la seguridad nacional”.
Además, aseguró que algunos de ellos tenían acuerdos con jueces para lograr su liberación o retrasar indefinidamente sus procesos. De no intervenir, dijo, existía un riesgo real de que estos objetivos prioritarios recuperaran su libertad gracias a maniobras legales y corrupción.
Con la planificación de una tercera entrega, la estrategia de extradiciones apunta a convertirse en uno de los pilares más duros de la cooperación en seguridad entre ambos países en años recientes, en medio de un panorama regional marcado por tensiones políticas y nuevas presiones desde Washington.




































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