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Diputados ponen la salud mental en el centro de la política pública

Por Bruno Cortés

 

En medio de los debates y tensiones que suelen dominar el Congreso, hubo un tema que unió a todos los partidos: la salud mental. La diputada Liliana Ortiz Pérez, del PAN, celebró que el Pleno haya aprobado su iniciativa para reformar la Ley General de Salud, un cambio que, aunque técnico en el papel, puede marcar una gran diferencia en la vida de miles de personas.

La reforma busca que la salud mental deje de ser un tema aislado y se convierta en un eje transversal en todas las políticas públicas: salud, educación, desarrollo social y trabajo. En otras palabras, que deje de tratarse como algo “privado” o secundario, y se reconozca como parte fundamental del bienestar colectivo.

Con esta modificación, el Estado mexicano estará obligado a fortalecer la Estrategia Nacional para Detectar, Atender y Prevenir el Suicidio, enfocándose en los grupos más vulnerables, sobre todo las y los jóvenes, quienes hoy enfrentan una presión emocional y social sin precedentes. Ortiz lo resumió con una frase sencilla pero poderosa: “Cuidar la mente es fortalecer el tejido social”.

La diputada recordó que los problemas de salud mental no son estadísticas lejanas. Mencionó, por ejemplo, el caso de un niño de nueve años que intentó quitarse la vida, un hecho que muestra la urgencia de contar con psicólogos clínicos en la atención básica y programas preventivos en las escuelas. Los datos lo confirman: según la UNAM, el 12 % de los adolescentes mexicanos tiene algún problema de salud mental, y la Ensanut 2022 revela que el 6.5 % ha intentado suicidarse alguna vez; en mujeres adolescentes, la cifra sube al 10.1 %.

Ortiz, quien ha recorrido universidades promoviendo charlas sobre salud emocional, agradeció el apoyo de todos los grupos parlamentarios. Y es que la iniciativa recibió respaldo de legisladores de todas las fuerzas políticas. La diputada Margarita García García, del PT, aplaudió el consenso y recordó que “la salud no tiene colores”. Agregó que la estabilidad emocional no solo es una cuestión individual, sino una base para construir familias más fuertes y sociedades más justas.

La diputada Graciela Gaitán Díaz, del Partido Verde, coincidió en que esta reforma era urgente y pidió al Senado dar trámite rápido, mientras que el morenista Pedro Zenteno Santaella, presidente de la Comisión de Salud, destacó que esta visión forma parte de una nueva etapa del sistema de salud mexicano: la atención primaria. Ahí, en los centros de salud donde acude la mayoría de la población, se busca integrar la atención psicológica desde el primer contacto con el paciente.

El consenso fue claro: sin salud mental, no hay desarrollo posible. Lo que antes era un tema tabú, ahora empieza a verse como una responsabilidad compartida entre gobierno, escuelas y familias. Y aunque el camino apenas empieza, el Congreso mandó una señal importante: la mente también necesita políticas públicas.

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