En la Ciudad de México, grupos de caminantes aprovechan los bosques urbanos —como Chapultepec y otros parques capitalinos— para organizar caminatas guiadas que promueven la salud, combatir el sedentarismo y generar redes colectivas de motivación. Estas rutas se complementan con aplicaciones móviles que trackean pasos y permiten generar retos entre los participantes.
Los recorridos parten en puntos de encuentro previamente definidos —por ejemplo, la zona de los lagos de Chapultepec— y suelen tener horarios matutinos para evitar las horas de calor. Las guías explican la ruta, marcan paradas para hidratación y motivan a mantener ritmo constante. Al mismo tiempo, los participantes registran su trayecto mediante apps como Pacer o Map My Walk, que contabilizan pasos, distancia y calorías.
Las comunidades en redes sociales anuncian los eventos con antelación. Un ejemplo reciente es “Mujeres Caminando – Chapultepec”, que convoca paseos matutinos entre mujeres con ánimo de convivencia y salud. Otra organización llamada Caminatas Urbanas México realiza rutas por distintos parques de la capital, integrando senderismo panorámico y caminatas grupales.
El uso de estas aplicaciones aporta un componente cuantitativo al esfuerzo. Con ellas, los caminantes pueden fijarse metas diarias o competir amistosamente con conocidos. De esta forma, el aspecto social se mezcla con el de salud: no solo caminar juntos, sino superarse juntos.
Para especialistas en salud pública, esta combinación tiene ventajas: promover actividad física en ambientes seguros, reducir riesgos de sedentarismo y motivar persistencia mediante apoyo grupal. En zonas urbanas densas, los bosques y parques ofrecen espacios ideales para estas dinámicas.
No obstante, se enfrentan retos logísticos. La seguridad en rutas, el mantenimiento de senderos, la adecuada señalización y la coordinación para grupos grandes exigen colaboración entre autoridades locales, organizaciones civiles y voluntarios. También es vital que las apps respeten la privacidad de datos de ubicación y salud de los usuarios.
Para quienes deseen sumarse, se recomienda revisar las convocatorias locales en redes sociales y revisar los permisos que solicitan las apps. Algunas permiten compartir rutas o participar en “retos” dentro de la comunidad, lo que potencia la motivación colectiva.
Con estos recorridos y herramientas, la caminata deja de ser un acto solitario y se convierte en una práctica compartida, que nutre el cuerpo y el tejido social. En el bosque urbano, cada paso colectivo cuenta.
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