En Seúl, los gigantes tecnológicos Samsung y Honor están redefiniendo lo que significa tener un teléfono inteligente. Sus nuevos modelos plegables, el Galaxy Z Fold7 y el Honor Magic V3, llegan con la promesa de convertir el dispositivo de bolsillo en una tablet funcional en cuestión de segundos. La tendencia está rompiendo esquemas en diseño, potencia y ventas: en octubre, las cifras globales de este tipo de equipos crecieron cerca de un 40 %.
El Galaxy Z Fold7, la joya de Samsung, presume una pantalla interna de ocho pulgadas con frecuencia de 120 Hz y otra externa de 6.5 pulgadas, ambas pensadas para el multitasking sin sacrificios visuales. El grosor, cuando se abre por completo, ronda los 4 mm, una proeza técnica para un teléfono que también incluye un módulo de cámara con sensor principal de 200 megapíxeles y procesador Snapdragon 8 Elite.
Honor, por su parte, se subió al mismo tren con el Magic V3, que destaca por su diseño ultrafino y por haberse convertido en uno de los modelos más vendidos en Europa y Asia. Su rendimiento comercial ha superado todas las expectativas, impulsando a la marca a triplicar su participación en el mercado de plegables tipo “libro”. Todo esto gracias a una mezcla de ligereza, potencia y una interfaz optimizada para uso profesional.
En términos de uso real, estos equipos se han convertido en herramientas de productividad. Son ideales para quienes necesitan editar documentos, revisar hojas de cálculo, atender videollamadas y, al mismo tiempo, mantener abiertas redes sociales o servicios de mensajería. En algunos modelos, se pueden desplegar hasta tres aplicaciones al mismo tiempo en pantalla dividida, una ventaja que los usuarios más ocupados han sabido aprovechar.
El fenómeno no se limita al trabajo. En el mundo del entretenimiento, los plegables han ganado terreno entre los gamers móviles, gracias a sus pantallas amplias y a la potencia gráfica de sus procesadores. Juegos de alto rendimiento como Genshin Impact o Call of Duty: Mobile corren sin contratiempos, mientras que la posibilidad de usar controles táctiles más grandes hace que la experiencia sea más inmersiva.
Claro, no todo es perfección. Aunque algunos fabricantes presumen espesores mínimos de 4 mm, la zona de las bisagras o las cámaras tiende a ser más gruesa. Además, la durabilidad sigue siendo tema de debate, aunque pruebas independientes han mostrado que modelos como el Fold7 pueden resistir más de 100 mil plegados sin sufrir daños aparentes. En palabras simples: estos teléfonos ya no son los prototipos frágiles de hace unos años.
Otro punto clave está en la actualización del software. Samsung ofrece hasta siete años de soporte, lo que reduce el miedo a la obsolescencia. Honor, por su parte, ha fortalecido su capa MagicOS para adaptarse al formato plegable y mejorar la gestión multitarea. Esto ha sido bien recibido entre usuarios que buscan un dispositivo que evolucione junto con ellos.
El auge de los “foldables ultra” se explica por una mezcla de curiosidad tecnológica y necesidad práctica. En una época donde el celular es oficina, consola y cine portátil, tener un equipo que se expande según la ocasión se vuelve una ventaja competitiva. Y aunque su precio sigue siendo alto, los fabricantes ya trabajan en versiones más accesibles.
El futuro apunta hacia una nueva normalidad móvil: teléfonos que se doblan, pantallas que se expanden y usuarios que ya no se conforman con lo de siempre. En el ecosistema digital de 2025, los plegables dejaron de ser una rareza para convertirse en símbolo de estatus, innovación y funcionalidad extrema.
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