Por Bruno Cortés
El debate sobre la reforma a la Ley de Amparo sigue encendido en el Congreso, y esta vez fue el diputado Arturo Ávila Anaya, vocero de Morena, quien salió a defender la propuesta que viene del Senado. Según él, el cambio busca proteger a quienes realmente sufren abusos del Estado, y no a quienes —como evasores fiscales o delincuentes— usan el amparo como una puerta de escape para evitar la justicia.
En palabras sencillas, lo que Morena plantea es que el amparo deje de ser una especie de “atajo legal” que algunos aprovechan para frenar investigaciones o castigos, aun cuando sí cometieron irregularidades. Ávila Anaya explicó que con la reforma, el llamado interés legítimo —es decir, quién puede pedir un amparo— se enfocará únicamente en las personas que realmente enfrentan un acto injusto de la autoridad, no en quienes lo usan para ganar tiempo o esconderse tras tecnicismos.
El legislador morenista aseguró que con los ajustes a la ley, la justicia será más rápida y moderna, ya que se prevé avanzar en la digitalización de los procesos judiciales, lo que permitirá que los casos se resuelvan con mayor agilidad y transparencia. “Queremos que la justicia sea más expedita, no más burocrática”, apuntó.
Desde la bancada de Morena, junto con sus aliados del PVEM y PT, aseguran estar conformes con la esencia de la minuta, aunque dicen estar dispuestos a escuchar otras posturas durante las audiencias públicas que ya comenzaron. La oposición, sin embargo, ha criticado el proceso, señalando que se trata de un “albazo legislativo”, es decir, una maniobra para aprobar la reforma sin el debido debate.
Ante esas críticas, Ávila Anaya respondió que no hay prisas ni trampas, sino una estrategia clara de su coalición para revisar las leyes que, a su juicio, han sido mal utilizadas por quienes buscan evadir responsabilidades. “La oposición está más preocupada por la política que por la justicia”, dijo con tono firme.
El diputado también aclaró que el amparo no desaparece ni se reduce su alcance. “No se están quitando derechos, ni se está tocando la esencia del juicio de amparo”, insistió, asegurando que las modificaciones no tendrán efectos retroactivos, es decir, no afectarán a procesos anteriores.
La postura de Morena busca reforzar la narrativa de que esta reforma no es un ataque al Estado de derecho, sino un intento de “limpiar” un sistema que, en su opinión, ha sido usado por poderosos y corruptos para detener decisiones legales legítimas. “Queremos que el amparo sirva para proteger al ciudadano, no para proteger al delincuente”, concluyó Ávila Anaya.
Con este discurso, el oficialismo intenta equilibrar el mensaje frente a las críticas de juristas y opositores que ven en la reforma un riesgo para las garantías individuales. Pero el fondo del debate va más allá de tecnicismos: se trata de quién puede usar el amparo y para qué, una discusión que toca directamente la relación entre justicia, poder y ciudadanía.
Mientras las audiencias avanzan en San Lázaro, todo apunta a que este tema será uno de los choques políticos más relevantes del cierre del año legislativo, pues lo que está en juego es nada menos que la forma en que los mexicanos pueden defenderse del poder del Estado.
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