El Premio Nobel de Medicina o Fisiología 2025 reconoció a Mary E. Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi por desentrañar uno de los mecanismos más sofisticados y esenciales del cuerpo humano: la tolerancia inmunológica periférica, un sistema de control que impide que nuestras defensas se vuelvan contra nosotros.
Este proceso complementa a la tolerancia central, que elimina en el timo —una glándula del sistema inmunitario— a los linfocitos que podrían reconocer como enemigos los tejidos propios. Sin embargo, no todos los linfocitos autorreactivos son eliminados en esa etapa, y es ahí donde entra en juego la tolerancia periférica: su función es neutralizar o inhibir a los linfocitos “rebeldes” que escapan del control central, evitando así que ataquen al organismo y provoquen enfermedades autoinmunes.
El hallazgo clave detrás de este mecanismo fue la identificación de un tipo especial de célula: las células T reguladoras (Treg), descubiertas en la década de 1990 por Sakaguchi. Estas células actúan como una especie de “guardia de seguridad” del sistema inmune, frenando respuestas excesivas e impidiendo que el cuerpo dañe sus propios tejidos.
En paralelo, los investigadores Mary Brunkow y Fred Ramsdell descubrieron que una mutación en el gen FOXP3 —fundamental para el desarrollo y funcionamiento de las células T reguladoras— causaba en ratones una enfermedad autoinmune letal similar al síndrome IPEX en humanos. En 2001 demostraron que sin FOXP3, las células T reguladoras no se forman correctamente, lo que desata respuestas inmunes descontroladas.
Estos descubrimientos transformaron la comprensión moderna de la inmunología. Hoy se sabe que las células T reguladoras son esenciales no solo para prevenir enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1, la esclerosis múltiple o el lupus, sino también para regular la respuesta inmune frente a infecciones, cáncer y trasplantes.
Gracias a sus investigaciones, se están desarrollando nuevas estrategias terapéuticas para reforzar o modular la tolerancia inmunológica periférica, con el objetivo de tratar patologías autoinmunes, mejorar los tratamientos oncológicos y evitar el rechazo de órganos trasplantados.
En palabras del comité del Instituto Karolinska, los tres científicos premiados “identificaron a los guardianes del sistema inmunitario”, abriendo un campo de investigación que promete revolucionar la medicina moderna.
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