Por Juan Pablo Ojeda
Un juez federal de Estados Unidos dictaminó este martes que Google puede conservar su popular navegador Chrome, pero le prohibió firmar contratos de exclusividad que obliguen a los usuarios a usarlo. Además, la compañía deberá compartir los datos obtenidos de sus productos, incluyendo Google Search, Google Assistant y el chatbot de inteligencia artificial Gemini.
El fallo, emitido por el juez Amit Mehta, surge tras un largo proceso antimonopolio impulsado por el Departamento de Justicia de EE.UU., que buscaba limitar el poder de Google y su influencia en la industria tecnológica. Aunque el gobierno estadounidense solicitó la desvinculación de Google y Chrome, el juez no llegó tan lejos y consideró que obligar a la compañía a deshacerse de Chrome o del sistema operativo Android causaría “daños sustanciales” tanto a socios comerciales como a los consumidores.
Mehta detalló que Google no podrá mantener contratos exclusivos con distribuidores que impongan el uso de su buscador o navegador, ni con otros productos de IA generativa. Sin embargo, la empresa sigue autorizada para ofrecer pagos u otros incentivos a sus socios por instalar Google Search, Chrome o sus soluciones de IA, lo que permite mantener su modelo de negocio sin infringir la ley.
El juez recordó que, en 2023, ya había dictaminado que Google había infringido las leyes antimonopolio por su dominio en búsquedas por internet. No obstante, señaló que el panorama tecnológico ha cambiado notablemente: la expansión de la inteligencia artificial generativa, con herramientas como ChatGPT, Perplexity y Claude, ha modificado la forma en que los usuarios buscan información en línea, reduciendo el peso absoluto de los motores de búsqueda tradicionales.
Tras el anuncio del fallo, las acciones de Alphabet, la empresa matriz de Google, subieron un 6 % en las operaciones posteriores al cierre de Wall Street, reflejando la confianza de los inversionistas en que la compañía mantiene su liderazgo pese a las restricciones impuestas.
Durante el juicio, el Departamento de Justicia había solicitado que Google se desprendiera de algunos de sus productos estrella, incluyendo Chrome. Por su parte, los abogados de Google propusieron modificaciones más limitadas, como ajustar los contratos de exclusividad con empresas como Apple para que su buscador esté incrustado en Safari, sin afectar la disponibilidad general del navegador.
Este fallo marca un paso importante en la regulación de gigantes tecnológicos, equilibrando la competencia en el sector de búsquedas y navegadores sin desmantelar los productos que millones de usuarios emplean diariamente, mientras reconoce que la IA generativa podría redefinir las reglas del juego en la búsqueda de información digital.
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