Por Bruno Cortés
En el Congreso se respiraba un aire distinto: no todos los días se escucha a un diputado decir que “hoy es un día histórico” porque, por primera vez, una mujer rinde un informe de gobierno como Presidenta de México. Ese fue el tono que marcó Pedro Haces Barba, legislador de Morena y líder de la CATEM, al celebrar los primeros once meses de Claudia Sheinbaum al frente del país.
Más allá del aplauso político, lo interesante está en los datos que él mismo destacó y que tocan la vida diaria de millones de mexicanos. Por ejemplo, el abasto de medicinas: Haces aseguró que ya se alcanza un 90% de cobertura en hospitales y clínicas públicas, y que la meta de Sheinbaum es cerrar el año con el 100%. Si esto se cumple, sería un golpe directo contra uno de los dolores de cabeza más grandes de los gobiernos anteriores: la escasez de medicinas en los centros de salud.
En materia de infraestructura, el diputado subrayó que el gobierno ha metido el acelerador en hospitales, carreteras y proyectos ferroviarios, lo cual no sólo es obra pública, sino también una forma de mover la economía: cada kilómetro de vía y cada hospital significan empleos, inversión y, en teoría, mejor calidad de vida.
Un punto clave fue la relación con Estados Unidos. Haces Barba presumió que México, junto con China, ha logrado frenar la aplicación de ciertos aranceles que hubieran encarecido exportaciones. Dicho en sencillo: si se hubiera aprobado esa medida, productos mexicanos como autos, electrodomésticos o alimentos podrían haberse vuelto más caros para los estadounidenses, bajando nuestras ventas. Evitarlo es mantener oxigenada la economía nacional.
Pero los temas laborales se llevaron buena parte de la atención. Desde el Congreso se han aprobado leyes que, aunque parecen pequeñas, tienen impacto directo en la vida de los trabajadores. Por ejemplo, la obligación de que las empresas cuenten con espacios de lactancia, la llamada “Ley Silla” que obliga a dar un lugar para sentarse a quienes trabajan de pie durante largas jornadas, y la iniciativa para garantizar un salario digno a quienes dependen de propinas, como meseros o personal de hotelería. Estos cambios pueden parecer de detalle, pero apuntan a mejorar las condiciones cotidianas de millones de personas.
Sobre la reducción de la jornada laboral, Haces fue cauto: recordó que no será de un día para otro, sino de manera gradual hasta llegar a las 40 horas semanales en 2030. En la práctica, esto significa que durante los próximos años se irá ajustando poco a poco, para que las empresas se adapten y los trabajadores realmente puedan disfrutar de más tiempo libre sin perder ingresos.
El mensaje central fue claro: para el diputado, el primer año de Sheinbaum ha mostrado avances en la economía, en la relación con Estados Unidos y en políticas sociales. Desde la óptica oficialista, el país va “a tambor batiente”. Falta ver si, más allá del discurso, estos cambios se sienten con fuerza en la vida diaria de la gente que aún batalla para surtir sus medicinas, mejorar su salario o tener un empleo con horarios más humanos.
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