Por Bruno Cortés
La Tercera Reunión Plenaria del Grupo Parlamentario de Morena en San Lázaro se convirtió en una radiografía de los engranajes que sostienen al proyecto de la Cuarta Transformación. Entre discursos cargados de reconocimiento mutuo y llamados a la unidad, los legisladores, encabezados por su coordinador Ricardo Monreal Ávila, dejaron claro que el próximo periodo de sesiones no será terreno para la improvisación, sino para consolidar una agenda política que busca traducirse en resultados tangibles para millones de mexicanas y mexicanos.
El líder parlamentario no escatimó elogios para Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Gobernación, a quien calificó como pilar fundamental en el ejercicio de la presidenta Claudia Sheinbaum. Con tono solemne, la describió como una funcionaria sobria, republicana y honesta, cualidades que —según sus palabras— le han permitido mantener un puente constante entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo. Su papel será aún más relevante en los próximos días, cuando entregue el Primer Informe de Gobierno de la mandataria al Congreso de la Unión.
Rodríguez Velázquez, por su parte, devolvió la cortesía con un mensaje contundente: los legisladores de Morena y aliados han demostrado que la transformación del país puede hacerse con nuevas reglas y de manera pacífica. Destacó avances en reducción de la pobreza, consolidación de programas sociales y la implementación de una política de puertas abiertas en la Secretaría de Gobernación, eliminando barreras físicas y privilegiando la interlocución directa. Una forma de gobernar que, con ironía implícita, contrasta con la vieja política de ventanillas cerradas y escritorios blindados.
La secretaria del Bienestar, Ariadna Montiel, reforzó esta visión al remarcar que el principio rector sigue siendo “Primero los pobres”. Explicó que los programas sociales no se usan con fines facciosos, sino como herramientas universales para combatir desigualdades históricas. Subrayó el enfoque en comunidades marginadas mediante planes de justicia y agendas territoriales, al tiempo que recordó que educación y empleo digno son piezas clave para un bienestar real.
En el plano jurídico, Ernestina Godoy, consejera del Ejecutivo Federal, puso sobre la mesa el músculo legislativo de Morena: decenas de iniciativas presentadas y aprobadas que han elevado a rango constitucional reformas de gran calado. No faltó el guiño hacia las reformas que vienen: cambios en el Poder Judicial, ajustes a la Ley de Amparo, a la Ley Aduanera y la regulación pendiente de los vapeadores. En su mensaje, Godoy no sólo reconoció la labor de los diputados, sino que advirtió que el reto es apretar tuercas para cerrar espacios a la corrupción en aduanas y comercio exterior.
Luisa María Alcalde, presidenta nacional de Morena, se encargó de traducir los logros en términos políticos. Con entusiasmo, subrayó que la mayoría obtenida en las urnas no sólo significó ganar la presidencia, sino también la posibilidad de transformar la Constitución. Para ella, esa confianza popular es al mismo tiempo orgullo y responsabilidad, y sostuvo que Morena ha demostrado que la palabra empeñada se cumple.
El ambiente de respaldo fue sellado por Ricardo Monreal, quien cerró filas reconociendo a sus invitadas. A Godoy la describió como indispensable en la construcción normativa; a Montiel la celebró por encabezar la política social más humanista en la historia del país; y a Alcalde la elogió como dirigente de un movimiento que ha marcado las últimas décadas. Con un dejo de humor político, Monreal recordó que en México antes se repartían promesas como estampitas, pero hoy lo que se reparte son pensiones y derechos.
En suma, la plenaria de Morena no fue sólo un encuentro protocolario, sino un ejercicio de reafirmación de unidad y rumbo. Con discursos que combinaron datos duros y gestos de complicidad política, quedó claro que el bloque mayoritario en San Lázaro se prepara para un periodo legislativo en el que la Cuarta Transformación buscará consolidar lo ya avanzado y empujar reformas que marcarán el tono del sexenio.
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