Por Juan Pablo Ojeda
Aunque solemos asociar la Cámara de Diputados con debates políticos, leyes y trajes formales, esta semana ese escenario cambió por risas, cuentos y la imaginación de niñas y niños que participaron en la tercera edición del Programa de Cuentacuentos de Verano 2025 “Cuéntamelo”, una iniciativa que forma parte de la agenda cultural de San Lázaro.
Sí, aunque suene raro, en medio de la burocracia legislativa también hay espacio para promover la lectura y la cultura entre las infancias. Este programa lo impulsa nada menos que la Junta de Coordinación Política, encabezada por el senador Ricardo Monreal Ávila, junto con la Mesa Directiva y áreas administrativas de la Cámara, bajo la coordinación del Espacio Cultural San Lázaro, dirigido por el maestro Elías Robles Andrade.
El evento fue un verdadero descanso del ajetreo político, donde los protagonistas no fueron los legisladores ni los asesores, sino niñas y niños que llegaron acompañados de sus papás, mamás, abuelos o cuidadores. La bienvenida estuvo a cargo de Tania Hernández Cervantes, quien recalcó que este tipo de actividades no serían posibles sin el acompañamiento de los adultos, pues son ellos quienes abren la puerta a la cultura y la imaginación para los más pequeños.
La encargada de dar vida a las historias fue la cuentacuentos Alexandra Heres, que se echó una buena tanda de relatos, todos con un toque animal, tierno y divertido. Empezó con “Mosquitencio Mosquito”, un cuento tan estrafalario como su título, que forma parte del libro Insectario estrafalario de Denisse Pohls Pérez, acompañado de las ilustraciones de Luis San Vicente. La audiencia infantil no solo escuchó: participó, comentó y se rió a carcajadas.
Después vino “Una Zarigüeña en mi mochila” de Erika Zepeda, con ilustraciones de Juan Gedovius, y más tarde el simpático cuento de “Tomasita, la ajolote”, del libro Doce cuentos cortitos sobre animales chiquitos, blanditos y fuertecitos de Claudia Cantú Romandía. Cada historia no solo fue narrada, sino interpretada para que las niñas y niños se sintieran parte del relato, bailaran, cantaran y hasta hicieran ejercicios.
El cierre fue con broche de oro: “Fideoelefanta”, de Jacob Kramer, con ilustraciones de K-Fai Steele. La historia invitó a la risa, pero también a la reflexión, y puso a todos a cantar y moverse. No es solo entretenimiento: este tipo de actividades son una forma efectiva de sembrar el gusto por los libros desde temprana edad.
Y para quienes se quedaron con ganas de más, se anunció que el viernes habrá más historias, incluyendo una lectura con una ilustradora mexicana, un cuento sobre su amigo “Oso Nero”, y otro titulado “Cuando era como tú”, con temática futbolera. Además, habrá un ejercicio especial llamado “Futbol marciano”, donde los niños serán grabados leyendo su libro favorito, así que se les pidió asistir con ese título que tanto les gusta para compartirlo frente a cámara.
Aunque esto podría parecer algo menor en comparación con las grandes discusiones sobre economía o reformas legales, en realidad forma parte de un esfuerzo institucional por acercar el arte, la lectura y el juego a las nuevas generaciones, en espacios que normalmente se sienten lejanos y rígidos. Y lo mejor es que se hace en vacaciones, cuando los niños tienen más tiempo y energía para sumarse.
Así que, sí, el Congreso también cuenta cuentos, y este verano las niñas y niños están escribiendo su propia historia dentro de San Lázaro. Una historia llena de libros, ajolotes, marcianos futbolistas y muchas ganas de imaginar.
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