Por Bruno Cortés
El Congreso mexicano vuelve a encenderse, y esta vez el fuego viene del PAN. En medio del receso legislativo, la bancada panista anunció que va con todo contra Arturo Ávila Anaya, actual vocero de las diputadas y diputados de Morena, a quien señalan de encabezar una supuesta red de corrupción, tráfico de influencias y contratos amañados con dependencias del gobierno federal.
Durante una conferencia ante medios, el diputado Héctor Saúl Téllez soltó una bomba: pedirán la creación de una comisión especial que investigue los negocios del morenista, así como su historial como empresario. Dicen que detrás de Ávila hay una red de triangulaciones empresariales, contratos con dependencias como Sedena, Pemex, Segalmex y el Banco del Bienestar, incluso en momentos en que sus empresas estaban inhabilitadas por irregularidades.
Según Téllez, el caso no es nuevo, sino un patrón de conducta: conflictos legales, declaraciones patrimoniales dudosas y hasta vínculos con figuras señaladas por presuntos nexos con el crimen organizado, como el general Salvador Cienfuegos. Incluso mencionó que Ávila es cercano al senador Adán Augusto López, otro morenista de alto perfil, quien —según la diputada María Elena Pérez-Jaén— también debería ser investigado por sus presuntos vínculos con personajes como Hernán Bermúdez, secretario de Seguridad en Tabasco.
Pérez-Jaén fue más allá: propuso que Adán Augusto pida licencia al Senado para que pueda ser investigado sin fuero. También dijo que Ávila, por su “mala fama pública”, ya fue descartado por Morena como posible candidato a la gubernatura de Aguascalientes en 2027. “Debería incluso analizarse su desafuero”, sentenció.
Pero el golpe político no vino solo. El panista Jorge Triana, conocido por su papel como vocero del partido, dijo que el historial de Ávila no es el de un empresario, sino el de un “contratista” que amasó fortuna durante el sexenio de Enrique Peña Nieto gracias a sus vínculos con Cienfuegos. Afirmó que todo esto cobra más sentido ahora que han comenzado a salir versiones sobre posibles confesiones de Ovidio Guzmán que hablarían de nexos entre el narco y figuras del actual y pasado gobierno.
En ese contexto, acusó a Morena de estar lanzando “bombas de humo” para desviar la atención, y pidió que se investigue a quien sea, sin importar el partido. “Si queremos combatir la corrupción, tiene que ser parejo”, dijo.
Por ahora, la pelota está en la cancha de la Comisión Permanente, donde el PAN pedirá formalmente que se discuta la creación de la comisión investigadora, así como a la Junta de Coordinación Política (Jucopo) que agilice el tema. ¿Responderá Morena? ¿Aceptarán investigar a uno de sus voceros? ¿Se moverá algo o se quedará en la guerra mediática?
Una cosa es cierta: el PRI, el PAN y el PRD han hecho de la corrupción el nuevo frente para golpear a Morena en el Congreso. Y aunque el oficialismo domina los números, en el terreno de las acusaciones, todos tienen cola que les pisen.
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