Por Bruno Cortés
En un encuentro que fue más que protocolo, diputadas, diputados y una senadora de Morena se sentaron a conversar con los nuevos cónsules de México en Estados Unidos. La razón es clara y urgente: la situación migratoria está complicada, con redadas, discriminación y un ambiente tenso para la comunidad mexicana al otro lado de la frontera. Así que la consigna es una: estar cerca, proteger y servir, con un enfoque humano y directo.
La diputada Azucena Arreola fue al grano: esto no es una ocurrencia, es seguimiento a lo que ya había planteado la presidenta Claudia Sheinbaum. Desde su campaña, la mandataria anunció que los consulados dejarían de ser oficinas cerradas y pasarían a ser espacios cercanos a la gente. “Atención con humanismo y amor”, repitió Arreola, recordando que eso es lo mínimo que esperan quienes, por necesidad, han tenido que buscar vida fuera de México.
Y en efecto, lo que se está construyendo es un nuevo modelo de atención consular. Lo dijeron claramente desde la SRE: ya no basta con hacer trámites, hay que escuchar, acompañar y proteger. Porque la comunidad migrante no solo necesita pasaportes y actas, también necesita orientación legal, consuelo ante la separación familiar, defensa ante las deportaciones y apoyo en momentos difíciles.
El diputado Aniceto Polanco lo dijo sin vueltas: la situación actual se parece más a una cacería que a una política migratoria justa. Por eso, pidió aumentar el presupuesto a los consulados —que hoy es insuficiente— y propuso una mesa permanente de diálogo entre legisladores y cónsules, para armar estrategias conjuntas. Lo que buscan es una defensa real de los derechos de los migrantes, no solo discursos bien intencionados.
Otros legisladores fueron más allá y pusieron sobre la mesa propuestas concretas. La diputada Evangelina Moreno habló de una cartilla migrante que acompañe el regreso de quienes son repatriados, un Registro Nacional de Migrantes Repatriados, y mecanismos para que puedan reinsertarse al trabajo formal. Además, se mencionó la importancia de ayudar a quienes ya están en proceso para obtener la ciudadanía estadounidense.
Un tema que se repitió varias veces fue el de las niñas y niños nacidos en Estados Unidos de padres mexicanos. Se busca que estos menores puedan tener papeles mexicanos sin tanto trámite ni burocracia, sobre todo en situaciones de emergencia. El objetivo es que nunca se queden en el limbo legal.
También se habló de la persecución a migrantes indígenas. El diputado Alfredo Vázquez, quien pertenece a un pueblo originario, recordó que muchos connacionales ni siquiera hablan español, y que enfrentan el doble o triple de obstáculos que otros migrantes. Por eso pidió traductores en los consulados y una política que realmente entienda la diversidad cultural de México.
Por su parte, los cónsules respondieron con claridad: no van a quedarse detrás del escritorio. Desde Arizona hasta San Francisco, pasando por Dallas y Fresno, los nuevos representantes aseguraron que su trabajo será en la calle, con la gente, y no en oficinas frías. Hablaron de consulados móviles, atención en centros de detención migratoria, simplificación de trámites y presencia constante en las comunidades.
Fernando Sánchez, cónsul en Tucson, dijo que no quiere ser “el perfecto burócrata”, sino alguien que escuche y actúe. Irma Pimentel, en Fresno, pidió apoyo presupuestal para mantener las puertas abiertas. Y en Dallas, donde viven más de 2 millones de mexicanos, Luis Rodríguez explicó que atienden mil trámites diarios y necesitan recursos para más.
Lo que está pasando con los consulados es parte de algo más grande: una política exterior más cercana a la gente, impulsada desde Morena, con el respaldo de Claudia Sheinbaum. Se quiere dejar atrás el modelo tradicional donde el consulado era solo para sacar un pasaporte. Ahora se quiere que sea refugio, asesoría, defensa y conexión directa con el gobierno mexicano.
En resumen, lo que vimos fue un cambio de tono y de fondo. Morena está armando una red de apoyo para los migrantes desde lo legislativo y lo consular. La idea es clara: proteger a los paisanos como si estuvieran en casa, porque aunque estén lejos, siguen siendo México. Y en estos tiempos, eso puede hacer toda la diferencia.
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