Por Juan Pablo Ojeda
Lejos de leerlo como un conflicto, la presidenta Claudia Sheinbaum considera que el nuevo arancel del 17.09 % que Estados Unidos impuso al jitomate mexicano es una oportunidad para fortalecer el mercado interno. Así lo afirmó durante su conferencia matutina de este lunes, donde dejó claro que México no responderá con confrontación, sino con estrategia.
El nuevo impuesto a la exportación de jitomate mexicano podría parecer, en primera instancia, un duro golpe para los productores del país. Sin embargo, Sheinbaum indicó que su administración ya trabaja, junto con la Secretaría de Agricultura, para evitar que este ajuste repercuta directamente en los pequeños agricultores.
Aunque el anuncio formal será esta misma semana, la presidenta adelantó que las medidas estarán alineadas con el Plan México, una iniciativa de desarrollo nacional que busca robustecer la economía interna con una visión de largo plazo. En palabras de Sheinbaum, “tenemos una economía que está y seguirá integrada con Estados Unidos, pero eso no impide que construyamos un modelo que apueste más por nuestro propio mercado”.
El secretario de Agricultura, Julio Berdegué, será el encargado de presentar los detalles del plan de acción, que no solo abarcará el caso del jitomate, sino también el de los ganaderos. Esto, debido a la reciente prohibición de importación de ganado mexicano en EE. UU. por la crisis sanitaria derivada del gusano barrenador, un brote que ha encendido alertas sanitarias y comerciales.
Sheinbaum explicó que, además de blindar a productores frente a estos cambios, se trabaja en mecanismos que permitan transformar el producto dentro del país. “Hay que dar otras opciones, sobre todo a los pequeños productores, para que puedan procesar el jitomate aquí en México y tener salida a través del mercado interno”, señaló.
Respecto a las tensiones bilaterales, la mandataria fue enfática en su postura: México no busca una guerra comercial. “No le conviene a nadie. Estamos revisando los procesos, pero siempre desde la cooperación y el respeto”, dijo.
El Plan México, presentado en enero, tiene una meta ambiciosa: hacer de México una potencia económica y social. Respaldado por 277 mil millones de dólares en inversiones y una agenda de 13 metas clave, el plan busca reducir la pobreza, impulsar el empleo, atraer inversión y fortalecer el consumo local.
“Para invertir, mejor en México; para producir, mejor en México”, ha repetido Altagracia Gómez, coordinadora del Consejo para el Desarrollo con Responsabilidad Regional (CADERR). La lógica detrás del plan es clara: frente a escenarios internacionales volátiles, México debe prepararse para depender menos de factores externos y más de su capacidad productiva interna.
En este contexto, el arancel al jitomate, más que un obstáculo, se convierte en un detonador de políticas públicas que prioricen al productor nacional. Con esta visión, la administración de Sheinbaum apuesta por una economía que dialogue con el mundo, pero con los pies bien plantados en casa.
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