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Línea 12: Cuatro años después, avances en justicia y reconstrucción

El 3 de mayo de 2021, la Ciudad de México vivió una de las tragedias más impactantes de su historia reciente: el colapso de un tramo elevado de la Línea 12 del Metro entre las estaciones Olivos y Tezonco. El desplome de la estructura dejó 26 personas fallecidas y más de 100 heridas, marcando un antes y un después en la percepción de la seguridad en el transporte público.

Cuatro años después, las acciones gubernamentales han generado avances notables en la atención a las víctimas. Diversos apoyos económicos han sido entregados a las familias afectadas, incluyendo ayudas directas y programas de becas escolares, con el objetivo de brindar continuidad educativa y estabilidad emocional a los menores impactados por la tragedia.

En el plano legal, las autoridades locales han señalado a varios exfuncionarios como presuntos responsables del colapso, por cargos que incluyen homicidio, lesiones y daño a la propiedad. A pesar de algunas bajas por causas naturales entre los implicados, los procesos legales continúan y la exigencia social por justicia no ha disminuido.

En cuanto a la infraestructura, la Línea 12 ha sido objeto de trabajos de rehabilitación en múltiples tramos, con la meta de garantizar la seguridad estructural antes de reanudar el servicio completo. Se han reforzado columnas, revisado soldaduras y aplicado nuevas tecnologías para el monitoreo continuo del viaducto elevado.

El recuerdo de las víctimas no se ha desvanecido. A lo largo de estos años, familiares y organizaciones han erigido memoriales en honor a quienes perdieron la vida. Cada aniversario ha sido marcado por ceremonias, misas, caminatas y expresiones colectivas de duelo y exigencia.

Asimismo, se han impulsado estudios técnicos sobre vibración y comportamiento estructural para asegurar que no se repita un evento de esta magnitud. Los resultados de estos estudios han sido clave para orientar la rehabilitación y recuperar la confianza de los usuarios.

Sin embargo, no todo ha sido reconocimiento. Las voces críticas insisten en la falta de transparencia en los contratos, en la lentitud de las reparaciones y en la escasa rendición de cuentas hacia los altos mandos políticos que estuvieron involucrados en la construcción original de la línea.

Hoy, a cuatro años, la Línea 12 sigue siendo un símbolo doloroso pero también una oportunidad para construir un sistema de transporte más seguro, con responsabilidad compartida entre autoridades, técnicos y ciudadanía. La memoria de las víctimas persiste como motor para no repetir los errores del pasado.

Este aniversario no solo es un momento de recuerdo, sino un llamado a la acción colectiva por justicia, transparencia y garantías de no repetición. En cada paso que se da hacia la reconstrucción, resuena el eco de una ciudad que aún llora, pero que también exige.

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