• 4 de mayo de 2024 01:55

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Artículo de García-Alix: ¿Podemos mejorar los resultados en salud de los muy prematuros?

CDMX, 18 de Noviembre del 2021.-García-Alix es presidente de la fundación española Nene de ayuda al recién nacido con problemas neurológicos y desde su posición y experiencia también reclama en este artículo programas de ayuda para las familias con bajos ingresos.

Ejerce como neonatólogo en el Hospital Sant Joan de Deu (Barcelona) y es profesor asociado de pediatría en la Universidad de Barcelona.

¿Podemos mejorar los resultados en salud de los muy prematuros?

Por Alfredo García-Alix, neonatólogo y presidente de la Fundación Nene

El bebé que nace muy prematuro (menos de 32 semanas de gestación) tiene un mayor riesgo que sus compañeros no prematuros de presentar problemas en el desarrollo neurológico y la salud a largo plazo.

En particular, las consecuencias más frecuentes y con mayor coste personal, familiar y social son las deficiencias en uno o varios dominios del desarrollo: cognitivo, lenguaje, conducta y/o función motora.

Los factores, tanto alrededor del nacimiento como durante su ingreso y la niñez, que afectan a los resultados a largo plazo de los bebés prematuros han sido objeto de intensa investigación, por cuanto identificar las influencias positivas y negativas para el neurodesarrollo y poder actuar sobre ellas es fundamental para conseguir reducir las desventajas asociadas al nacimiento prematuro.

En las dos últimas décadas, se ha apreciado la importancia de una serie de factores durante los primeros días de vida en la maduración del cerebro de estos bebés, como son factores ambientales (temperatura, luz, contaminación acústica del entorno) y factores como el sueño, el cuidado piel con piel, el dolor y la interacción con sus familias.

Además, se ha apreciado que, como para cualquier bebé, la leche materna y la lactancia materna son también el estándar de oro en la alimentación del bebé prematuro, pero en él con beneficios bien establecidos con respecto al desarrollo de sus capacidades neurológicas a largo plazo y evitar complicaciones gastrointestinales graves.

Cada vez más, se demuestra que un estilo de crianza cálido emocionalmente, sensible y positivo, así como la salud mental de los padres tienen ventajas duraderas en los niños prematuros y se asocia con mejores resultados tanto en la edad preescolar como escolar.

Para cualquier recién nacido, la depresión posparto materna, particularmente si es prolongada, conlleva desventajas claras para los niños.

Además de haber dificultades en la madre para reconocer las señales de su hijo, asocia una menor interacción emocional y dificultades en el aprendizaje.

Se ha observado que las madres de bebés nacidos muy prematuros presentan tasas de depresión y ansiedad de 2 a 5 veces más altas que en las madres de recién nacidos a término.

Y el coste de los problemas de salud mental en la familia sobre las capacidades de los niños prematuros no puede ser infravalorado. Se ha apreciado una relación entre los síntomas de salud mental de los padres y un desarrollo cognitivo más deficiente durante la infancia y la adolescencia, incluso después de controlar los factores socioeconómicos.

Ello ilustra la importancia del papel de las familias en la configuración del neurodesarrollo a largo plazo de los niños y niñas que nacieron muy prematuros.

De este conocimiento se desprende la necesidad de implementar programas para la detección de problemas de salud mental en las madres y padres de bebés prematuros durante el ingreso de sus hijos y poder ofrecerles ayuda y servicios especializados.

Implementar estos programas dirigidos a mejorar la salud mental de los progenitores durante el ingreso de sus bebés prematuros en las unidades de cuidados intensivos neonatales (UCIN) puede ser una oportunidad para conseguir mejores resultados en el desarrollo de estos pacientes y también mejorar el bienestar del bebé y de la familia tras el alta.

Otro factor bien conocido que influye en el desarrollo neurológico de los niños prematuros, particularmente en las habilidades cognitivas, es el estado socioeconómico de las familias y, sorprendentemente, este factor parece ser un modificador de la respuesta del cerebro a una lesión cerebral asociada a la prematuridad.

Por ello, abordar el impacto de la pobreza en las etapas precoces de la vida, particularmente, durante la larga hospitalización del prematuro en la unidad de cuidados intensivos (dura varias semanas o meses) es una oportunidad para alterar de forma positiva el desarrollo neurológico y mejorar de forma sustancial la trayectoria de salud de muchos exprematuros a lo largo de toda su vida.

Abordar este desafío puede ser una de las próximas fronteras en Neonatología y algunas unidades en otros países de nuestro entorno cultural y económico han comenzado a implementar modelos de atención innovadores que persiguen responder a las necesidades de las familias con menos recursos como parte de la prestación que se ofrece a las familias con hijas e hijos muy prematuros.

Durante el ingreso de sus bebés, las familias de bajos ingresos experimentan cargas financieras a corto plazo derivadas de la propia hospitalización prolongada. Por ejemplo, estacionamiento en parking del hospital o transporte, alimentación fuera del hogar y costes del cuidado de hermanos mientras ellos están en el hospital, falta de vivienda en la misma ciudad, etc.

Estas cargas hacen más difícil a las familias de bajos ingresos asistir asiduamente al hospital para estar con sus hijos ingresados en las UCIN.

La asiduidad de las madres durante la hospitalización en la UCIN favorece la alimentación al pecho o con leche materna y el cuidado piel con piel y la participación y empoderamiento de ambos progenitores en el cuidado de su hijo.

Medidas, que como se ha señalado, asocian una mejor salud y neurodesarrollo de los bebés prematuros a corto y largo plazo. Abordar estas cargas financieras a corto plazo puede favorecer una mejor y más consistente implicación de las familias con sus bebés durante el ingreso.

Con este objetivo en mente, desde la Fundación NeNe, defendemos que debe implementarse la detección sistemática de factores de riesgo relacionados con la pobreza entre la población de prematuros ingresados en las UCIN de nuestro país.

Algunas tienen programas que proporcionan ayudas para el transporte o vales de comida y muchas disponen de asesoramiento por trabajadores sociales.

Entre las medidas adicionales que se han de ofertar a estas familias, destacaríamos el apoyo para el cuidado de hermanos mientras los padres están compartiendo su tiempo con su hijo prematuro en el hospital, en ocasiones, y facilitar un lugar donde vivir si la distancia de su vivienda habitual al hospital impide su presencia al lado de su hijo.

También sería factible ofrecer conexión a internet para facilitar la interacción con el equipo sanitario a través de este medio, ya que, como ha demostrado la pandemia, es cada vez más necesaria para que la familia pueda participar en los programas de formación y recibir información, asistencia y apoyo mediante telemedicina tras el alta de Neonatología. En condiciones de extrema pobreza, además, puede ser necesario la entrega de alimentos.

En nuestra opinión, es preciso que las unidades terciarias de Neonatología ofrezcan un paquete que incluya este tipo de servicios como parte de la prestación de atención que se ofrece a las familias más desfavorecidas con niños prematuros. Estos paquetes persiguen ayudar a mejorar el neurodesarrollo de los niños muy prematuros y reducir el estrés y la ansiedad por las cargas económicas a corto plazo añadidas al ya estresante hecho de tener un niño muy prematuro.

Debido a que las consecuencias de la pobreza limitan en enorme medida intervenciones que se han demostrado beneficiosas para el cerebro de los muy prematuros y, al menos, podemos revertir esto durante el largo ingreso de estos niños, desde la Fundación NeNe, en este Día Mundial del Niño Prematuro, instamos a que se implementen paquetes de ayudas que reduzcan las cargas financieras de las familias con escasos recursos económicos mientras sus hijos prematuros están ingresados.

Por otro lado, las medidas de política económica adoptadas por el Gobierno para mitigar la caída de los ingresos familiares (los ERTE, el ingreso mínimo vital, el aumento del salario mínimo, etc.) han de mantenerse y reforzarse en el caso de familias con bebés prematuros.

Este aspecto es crucial si queremos promover la equidad en salud y amortiguar el impacto de la pobreza en las capacidades de los niños prematuros. No hay que olvidar que un buen desarrollo neurológico en los primeros meses de vida puede evitar discapacidades futuras que, sin duda, también acarrean un mayor coste para el Sistema Nacional de Salud.

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