• 11 de mayo de 2024 07:16

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El monolito de Tláloc que cuida el Museo de Antropología

30 de Noviembre del 2021.- Se trata de una de las estructuras más representativas de nuestro pasado ancestral. 

 

Tláloc, fue una deidad de origen nahua, dedicada a proveer lluvia al poblado de Mesoamérica, considerado como uno de los dioses más venerados de aquellos tiempos. Por ello, su culto se extendió por casi toda la zona centroamericana con motivo del trabajo agrícola que se podía llevar a cabo gracias a él.

Actualmente podemos admirar una espectacular representación en piedra de esta deidad afuera del Museo Nacional de Antropología. La estructura es monumental e incluso apabullante para con otros descubrimientos del mismo carácter. Pero el evento que verdaderamente marcó un hito para la historia de la arqueología en nuestro país, fue su traslado a la capital mexicana

Cuando la estructura se descubrió en 1889, el pintor José María Velasco realizó un monolito popular que se encontraba en los aledaños de la cañada de Santa Clara, (aunque el artista pensaba que se trataba de Chalchiuhtlicue). Sin embargo en 1903, el pionero de la arqueología moderna en México, Leopoldo Batres, confirmó que la gran piedra representaba al dios Tláloc.

Tras importantes elucubraciones y arreglos establecidos con la comunidad que vivía en Santa Clara, se llegó a la conclusión de que Tláloc debía ser movido a la capital mexicana. Finalmente, en 1964 se decidió trasladar la estructura del Estado de México hasta la Ciudad de México para que formara parte del recién construido Museo Nacional de Antropología, y días más tarde, dieron comienzo las excavaciones para liberar la piedra.

Debido a su gran peso (168 toneladas), se construyó en la cantera un armazón de acero que con cuerdas que pudieran alzar el imponente monumento. Una vez que Tláloc logró desprenderse del suelo, se tuvo que diseñar un remolque especial con más de 20 ejes para poder trasladarlo.

Así fue como el 16 de abril de 1964, a las tres de la madrugada arribó a la Ciudad de México el Monolito de Tláloc para ser depositado en las puertas del Museo de Antropología. Su paso por la Catedral y el hermoso Paseo de la Reforma hizo de aquel día uno de fiesta en la capital, y hoy el monolito es el más grande del continente, además de uno de los 5 más grandes del mundo.

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