Los que están más cerca de lograrlo son medio millar de centroamericanos y haitianos que recorren este viernes la autopista que une a la ciudad colonial de Puebla con la capital del país.
Para 166 extranjeros sin papeles, el veloz recorrido que emprendieron el jueves 9 en un tráiler en Chiapas para llegar a Puebla, a solo 90 kilómetros de la Ciudad de México, y acaso poder agradecerlo a la Virgen, terminó en un trágico accidente carretero en Chiapas, que deja 54 migrantes fallecidos y 105 lesionados, la mayoría guatemaltecos.
Ante esa tragedia, el papa Franciso expresó este viernes «su profundo pesar a los familiares de los migrantes junto con sus sentidas expresiones de cercanía y consuelo, de viva solicitud y deseo de pronto restablecimiento de los heridos».
Preocupadas por la esperada asistencia de hasta 12 millones de peregrinos, las autoridades emitieron severas recomendaciones sanitarias para evitar contagios y accidentes en peregrinos.
Las escenas que se observan como expresión de la devoción guadalupana son conocidas: en las últimas cuadras, cientos de los fieles más fervorosos deciden hacer penitencia.
Cargan gigantescas representaciones de la virgen y se martirizan o flagelan avanzando por el pavimento, arrastrando sus rodillas o sobre sus manos ensangrentadas.
A pesar de que el semáforo sanitario está en verde, que señala el menor riesgo de contagios, las medidas sanitarias pretenden ser severas: uso obligatorio de cubrebocas dentro y fuera de la Basílica, lavado frecuente con gel sanitario y el consabido etcétera.
Algunas recomendaciones parecen esperar un milagro: «Evitar las aglomeraciones de personas; evitar tocarse el rostro; no consumir alimentos y bebidas en la vía pública».