• 2 de mayo de 2024 18:44

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Recuerdan el legado del antropólogo Arturo Romano Pacheco a la antropología forense en México

CDMX a 02 de diciembre, 2021.- El legado del antropólogo físico Arturo Romano Pacheco al ámbito de la antropología forense en México, el cual inició brindando asesoría a la entonces Procuraduría General de Justicia de la capital del país, para después empezar a crear espacios y formar especialistas en esta área, creando así el vínculo imprescindible entre la docencia, la investigación y la práctica, continúa hasta nuestros días.

Al respecto, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través de la Coordinación Nacional de Antropología (CNAN), por medio de la Dirección de Antropología Física (DAF) y la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), mediante el Laboratorio de Osteología y la especialidad de Antropología Forense, celebraron el panel “Transformaciones (Transiciones) de la Antropología Forense en México. Homenaje al Maestro Arturo Romano Pacheco (1921-2015), en el centenario de su nacimiento”.

En la actividad académica, transmitida por el canal de la CNAN en YouTube, en el marco de la campaña “Contigo en la distancia”, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, la secretaria técnica del INAH, Aída Castilleja González, indicó que el maestro Romano Pacheco dejó un legado sembrado en 1949, en la formación de muchos investigadores, impartiendo cursos de fotografía, osteología, somatología, craneología y antropología forense, en instituciones como la ENAH, entre otras.

“Su legado también queda en sus publicaciones, en su impronta en la currícula de escuelas, en su biblioteca, la cual ahora constituye parte del Fondo Arturo Romano, de la Dirección de Etnología y Antropología Social (DEAS) del INAH”, comentó.

Sobre los aportes de Romano Pacheco a la antropología forense en México, la antropóloga destacó que mediante la CNAN organizó el diplomado de en la materia, inaugurado en 1999, para la especialización en esta disciplina, misma que también tiene su huella, de diferente manera, en la ENAH y en la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México.

En su intervención, el director de la DAF, Juan Manuel Arguelles San Millán, destacó que Arturo Romano fue uno de los principales y primeros impulsores de la antropología física y, desde 1975, de la forense.

Por su parte, el investigador de la DAF del INAH, Jesús Luy Quijada, compartió una breve semblanza del homenajeado quien se convirtió en uno de los grandes pilares en la osteología antropológica.

Quien también fuera su alumno, expuso que las experiencias obtenidas por su maestro en campo, lo llevaron a elaborar una propuesta metodológica para el estudio de los sistemas de enterramiento de restos humanos, a la vez que sus múltiples estudios fueron fuente importante para presentar y diversificar las colecciones osteológicas del INAH; en el ámbito de su mayor interés: la craneología antropológica, de la cual escribo varios libros, desarrolló diversas metodologías que hoy son referencia internacional.

En tanto, el curador e investigador del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsoniano, en Washington D.C., Douglas H. Ubelaker, expuso que el trabajo de Romano Pacheco no solo es reconocido en México, sino también en América del Norte, gracias a sus investigaciones, publicaciones y conferencias que establecieron los fundamentos de una investigación seria y sólida.

Quien también ha sido primer consultor en antropología forense para el laboratorio del FBI, en Quantico, Virginia, relató que de manera epistolar tuvo una relación profesional con el homenajeado, con quien se comunicaba constantemente sobre sus publicaciones y nuevos métodos.

Arturo Romano Pacheco, antropólogo físico por la ENAH y maestro en Ciencias antropológicas por la UNAM, con especialidades en psiquiatría, psicología y derecho romano, inició su vida profesional en el INAH en 1946, institución en la que además de su labor de investigación asumió distintos cargos.

Estuvo a cargo del estudio y recuperación de restos humanos en sitios como Tlatilco, Palenque, Yagul y el Ex Convento de San Jerónimo, en la Ciudad de México. Participó en la identificación y certificación de restos de algunos personajes relevantes de la historia como los del Juan Bautista de Anza, Francisco Eusebio Kino, Francisco Javier Clavijero, Miguel Ramos Arizpe y Sor Juana Inés de la Cruz, entre otros.

Conocedor de la morfología facial y de las problemáticas de identificación en el ámbito forense, fue el principal impulsor de proyecto “La cara del mexicano”, iniciado en 1993, entre la extinta Procuraduría General de la República del Distrito Federal y la UNAM; fue miembro fundador de las academias Mexicana de Criminalística y Mexicana de Ciencias Antropológicas; profesor emérito del INAH, y recibió diversos galardones en reconocimiento a su labor y trayectoria.

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