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La magia de Amealco de Bonfil en Querétaro

Poradmin

Mar 13, 2022

Queretaro a 13 de marzo del 2022.- El Pueblo Mágico de Amealco de Bonfil, al sur del estado de Querétaro, lo caracterizan sus manantiales y sus talleres artesanales de la comunidad otomí. Aquí fue donde nació la muñeca de trapo “María”, catalogada como Patrimonio Cultural del estado.
Esta figura es tan valiosa que existe un museo en su honor y una reproducción a gran escala que custodia la plaza principal, se trata de Lele (“bebé”, en otomí), la muñeca gigante que le dio la vuelta al mundo.

Su nombre viene del náhuatl Ameyalco o Amellayi, el “Lugar de manantiales”. Originada en 1538 por los españoles; el edificio de la presidencia municipal originalmente fue una casa habitación, y aún se ve la casa del cura de la parroquia.

A una altitud de 2,600 m Amealco disfruta de un clima estable; cálido subhúmedo y húmedo, y una temperatura media de 15º C. Encinos, madroños, oyameles, y pinos rodean la región, y una región fértil para la agricultura.

Su cocina prehispánica es deseada por muchos; las populares barbacoa de borrego, carnitas, consomé, tostadas de arriero o mole de guajolote, platillo típico amealcense que todos los martes encuentras en todo el municipio. El pulque o aguamiel es una bebida típica de Amealco. También se elaboran vinos frutales y dulces cristalizados.

La compra de artesanías, son muy conocidas las muñecas artesanales – Patrimonio Cultural Intangible de Querétaro – creadas por mujeres otomíes, tanto que tienen su Museo de la Muñeca, aquí exhiben estas obras de arte; también puedes admirar muñecas de 18 estados de la República; también hay alfarería y cerámica en barro.

Si nos adentramos más al centro, conformado por 20 cuadras, podemos contemplar la Parroquia de Santa María con sus pisos originales de madera y respiraderos de bronce. De frente al templo, el Jardín Principal llama la atención por sus múltiples desniveles y escalones, desde sus bancas se aprecian mejor los portales que lo rodean: la arquería y su bien cuidada cantera rosa emulan al centro de la Ciudad de Querétaro. Incluso, por el ambiente bohemio de la noche.

En la esquina de las calles IV Centenario y Morelos, una construcción con muros de adobe amarillo alberga la Casa de Cultura para aprender todo sobre la cultura otomí, desde su lengua hasta sus bordados en punto de cruz y medicina tradicional. Muy cerca está la Casa de las Artesanías para comprar un souvenir de barro o textiles con bordados de colores.

Los restaurantes de comida prehispánica son otro motivo para visitar el Pueblo Mágico de Amealco. Los martes son de mole rojo con guajolote. La tradición centenaria se originó porque ese día los antiguos pobladores cerraban para descansar y comer el platillo en familia. No hay que perderse las bebidas típicas, el pulque y los vinos frutales. En el Mercado Municipal se venden carnitas y barbacoa.

Y para dormir es cierto que en el centro se encuentran habitaciones sencillas y económicas. Sin embargo, lo mejor está en las orillas del pueblo, donde hay cabañas acogedoras en medio del bosque y el hotel temático La Muralla. Está inspirado y ambientado en la Revolución Mexicana donde sus huéspedes pueden disfrazarse como Adelitas o Pancho Villa. El hotel ofrece cabalgatas, rappel, tirolesa y espectáculos nocturnos.

A 20 minutos de Amealco, la localidad de San Ildefonso Tultepec es la meca de los talleres artesanales. Sus propietarios abren las puertas al público para moldear barro o hacer su propia muñeca de trapo. Aquí también se encuentra el templo donde la comunidad otomí recibe el Año Nuevo.

Se agregó al programa Pueblos Mágicos en 2018.

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