Los manglares son una transición entre los ecosistemas terrestres y los marinos, y sus adaptaciones de forma y función les permiten una amplia tolerancia a variaciones de mareas e inundaciones, así como la salinidad. Además de que algunos se han acondicionado para ser neumatóforos, de manera que permiten el intercambio de gases por fuera del agua, ya que el suelo donde crecen tiene muy poco oxígeno.

Además de generar oxígeno, capturar carbono y protegernos de las mareas altas, son refugios naturales para diversas especies animales. Muestra de ello es la variedad de fauna que convive a su resguardo, tanto marina como terrestre, de manera que miles de ejemplares anidan, crecen, se reproducen y refugian entre sus hojas, ramas y raíces.

De acuerdo con científicos que colaboran en la organización “Plos.org”, en el mundo existen alrededor de 70 especies de mangle, agrupadas en 21 familias y 28 géneros. Y de éstas en México se ha registrado la presencia de siete, distribuidas en una superficie de 775,555 hectáreas, por lo que se puede asegurar que en el país se encuentra el 5.1% de los manglares del planeta, de acuerdo con información de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Con base en su reporte más reciente, la Península de Yucatán posee el 54.4% de los manglares del país, con unas 421 mil 26 hectáreas, mientras que la región del Pacífico Centro tiene la menor extensión, 0.9%  en poco más de siete mil hectáreas. Y de acuerdo con la cartografía publicada en el portal deGeoinformación 2020 del Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad, 63% de la superficie de mangles se localiza dentro de Áreas Naturales Protegidas federales y estatales.

Debido a su compleja estructura, en nuestro país los manglares son aprovechados para descanso y anidación por aves como la garzas de las especies azul, roja, morada y gris; así como el rascón cuello gris, el bobo café, el cormorán, la fragata y la espátula rosada; y como refugio de mamíferos como el mapache, el oso hormiguero, monos y jaguares; además de reptiles como el cocodrilo de río e iguanas, entre otros.

Para su protección en México, dependencias y organismos como Sedena, Semar, Conabio, SIAP, Profepa, INEGI, Conafor, Conanp e INECC, en colaboración con especialistas del país, han conformado el Sistema de Monitoreo de los Manglares en México, que desde 2005 ha ayudado a determinar su deterioro o recuperación, y a identificar amenazas, a fin de emprender acciones que prevengan o corrijan dichos escenarios.

Gracias a ello, de 2010 a 2015 los mangles mexicanos presentaron una recuperación de 1.4%, luego de que de 1970 a 2010 se tuvo una pérdida de hasta 10% debido a factores humanos y ambientales, según lo reportó en su momento la Conabio..

El 26 de julio se celebra el Día Internacional de defensa del Ecosistema Manglar. Se eligió esta fecha en memoria del activista ambiental Hayhow Daniel Nanoto, que murió de un paro cardíaco el 26 de julio de 1998, mientras ejercía acciones de protesta contra un estanque ilegal de camarones en la comunidad de Muisne en Ecuador.

Pero no sería hasta el 2015, en la Conferencia General de la Unesco, cuando se pidió formalmente a la Directora General de este organismo decretar el 26 de julio como Día Internacional de la defensa del Ecosistema Manglar, propuesta que fue aprobada al año siguiente.