En la Plaza de las Tres Culturas, Tlatelolco, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada Molina, encabezó el homenaje a las y los caídos del 2 de octubre de 1968, donde aseguró que el movimiento estudiantil permanece como un referente de la lucha democrática en el país y como un recordatorio de que la ciudad debe seguir siendo motor de derechos y libertades.
“Este gran movimiento estudiantil está vivo. La herida social que provocó la masacre del 68 nos definió como capital, haciendo de esta ciudad un espacio de lucha por la democracia, en construcción de derechos y libertades, y en la esperanza de una transformación profunda”, afirmó.
Brugada destacó que el mejor homenaje a quienes dieron su vida es continuar con la agenda del Comité 68 Pro Libertades Democráticas, garantizando que los gobiernos respondan siempre al pueblo y nunca contra él.
Solidaridad con Palestina
Durante su discurso, la mandataria capitalina también expresó un firme rechazo a la violencia en Gaza y se pronunció por el derecho del pueblo palestino a vivir en libertad y soberanía.
“Nuestra ciudad siempre estará al lado de las víctimas, de las niñas y niños, de las madres, de los trabajadores y de los oprimidos, como nos enseñaron las y los jóvenes del 68”, subrayó.
Memoria y justicia
En el acto estuvieron presentes sobrevivientes del movimiento, integrantes del Comité 68 y habitantes de Tlatelolco. Entre ellos, Félix Hernández Gamundi, ex integrante del Consejo Nacional de Huelga, quien recordó que mantener viva la memoria es también fortalecer la justicia y la democracia.
“El 68 reivindica al pueblo, a las clases trabajadoras, a las mujeres y a todas las luchas sociales que surgieron de aquel momento histórico”, sostuvo.
Ciudad refugio de libertades
Brugada remarcó que la Ciudad de México se ha consolidado como un espacio plural y diverso, donde todas y todos pueden expresarse y organizarse sin temor a la represión.
“Que la memoria de los estudiantes caídos guíe nuestras luchas actuales y nos recuerde que la democracia se defiende todos los días, construyendo un mundo de justicia y libertad”, concluyó.
Con flores, consignas y un llamado a no olvidar, el 2 de octubre volvió a convocar a la memoria colectiva y a reafirmar que, en Tlatelolco, el 68 sigue vivo.
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