El gobierno de Estados Unidos intensificó la cacería contra los herederos del Cártel de Sinaloa. El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) anunció una recompensa de 10 millones de dólares por información que conduzca a la captura o condena de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, uno de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera.
Las autoridades estadounidenses lo describen como un criminal armado y extremadamente peligroso, con fuerte influencia dentro del Cártel de Sinaloa. De acuerdo con el ICE y la Administración de Control de Drogas (DEA), Iván Archivaldo es pieza clave en el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos, un opioide sintético que causa miles de muertes por sobredosis cada año.
“Los Chapitos” bajo la mira
Iván Archivaldo y su hermano Jesús Alfredo Guzmán Salazar lideran “Los Chapitos”, facción que heredó el poder tras la captura y extradición de su padre. Juntos coordinan el traslado de precursores químicos desde China hacia México, la producción de fentanilo y el envío de la droga a territorio estadounidense. Además, se les vincula con la logística de cocaína, heroína, metanfetamina y marihuana.
Para garantizar la operación del cártel, Iván Archivaldo también dirige un ejército de sicarios que protege las rutas de trasiego y enfrenta a grupos rivales. Su papel dentro del crimen organizado lo convierte en una de las figuras más perseguidas por la justicia estadounidense.
Ovidio Guzmán, el otro frente judicial
Mientras tanto, su medio hermano Ovidio Guzmán López, capturado en 2023 y extraditado a Chicago, tiene programada su próxima comparecencia ante la Corte del Distrito Norte de Illinois el 9 de enero de 2026, donde podría definirse la fecha de su sentencia.
Los cuatro hermanos —Iván Archivaldo, Jesús Alfredo, Ovidio y Joaquín Guzmán López— enfrentan acusaciones en múltiples cortes federales por violaciones a las leyes antidrogas y conspiración criminal.
La recompensa millonaria contra Iván Archivaldo refuerza la presión de Washington sobre el Cártel de Sinaloa y muestra que el gobierno de EU no piensa ceder en su “guerra contra el fentanilo”.
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