Por Juan Pablo Ojeda
La tensión militar entre Estados Unidos y Venezuela ha escalado de manera preocupante en el sur del Caribe, luego de que el gobierno del presidente Donald Trump ordenara el despliegue de nuevos buques de guerra en aguas cercanas al país sudamericano, como parte de una ofensiva renovada contra el narcotráfico con origen en territorio venezolano.
Según revelaron fuentes del Pentágono a Reuters, los buques que se sumarán en los próximos días son el crucero de misiles guiados USS Lake Erie y el submarino de ataque rápido USS Newport News, de propulsión nuclear. Su llegada está prevista para inicios de la próxima semana. Estos refuerzos se añaden a los buques ya desplegados: el USS San Antonio, USS Iwo Jima y USS Fort Lauderdale, junto con 4,500 militares e infantes de marina ya posicionados en la zona.
La estrategia, impulsada personalmente por Trump desde la Casa Blanca, forma parte de una nueva doctrina que busca interrumpir lo que EE.UU. considera una ruta clave del narcotráfico operada desde Venezuela, país al que Washington no reconoce oficialmente como gobierno legítimo desde 2019, cuando rompió relaciones diplomáticas con el régimen de Nicolás Maduro.
Maduro responde con retórica patriótica y movilización militar
En respuesta, el presidente venezolano Nicolás Maduro elevó el tono al asegurar que “Venezuela no será tocada por nadie”, calificando la operación estadounidense como una amenaza “ilegal, inmoral y criminal”.
“Esta tierra no la toca nadie. Es sagrada, bendecida y es la tierra de los libertadores”, declaró Maduro en un mensaje televisado, asegurando que todas las fuerzas armadas venezolanas están activadas 24/7 con capacidad de combate “total”.
El mandatario también defendió que Venezuela es “territorio limpio y libre del narcotráfico” y arremetió contra EE.UU., al que acusó de ser el país con mayor consumo de drogas en el mundo, y de encubrir una guerra fallida contra los estupefacientes.
La retórica antiestadounidense de Maduro se intensificó al señalar directamente al secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, a quien acusó de “odiar a Venezuela” y de “llevar a Trump hacia el peor escenario en América Latina”.
Riesgo geopolítico en ascenso
Este nuevo despliegue naval se produce semanas después de que Estados Unidos duplicara la recompensa por la captura de Maduro a 50 millones de dólares, a quien acusa de violar las leyes antidrogas estadounidenses.
Aunque no se ha anunciado oficialmente una operación ofensiva, la presencia militar estadounidense tan cerca de costas venezolanas representa un nuevo pico de hostilidad en una relación bilateral marcada por sanciones, acusaciones cruzadas y ausencia total de diálogo diplomático desde hace seis años.
La comunidad internacional observa con atención este nuevo capítulo de tensión hemisférica. Diversos analistas consideran que cualquier incidente podría escalar rápidamente, especialmente en un contexto en el que Trump ha reiterado su voluntad de usar “todo el poder de Estados Unidos” para frenar el narcotráfico en el Caribe.
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