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SpaceX cancela vuelo de Starship por mal clima

Por Juan Pablo Ojeda

 

El clima le volvió a jugar una mala pasada a SpaceX. El esperado décimo vuelo de prueba de la nave Starship, el cohete más potente jamás construido, fue cancelado una vez más la noche del lunes 25 de agosto, cuando todo parecía listo para despegar desde Starbase, el centro espacial de la compañía ubicado en el sur de Texas, Estados Unidos.

La causa: las malas condiciones meteorológicas. Así lo anunció la empresa de Elon Musk en su cuenta oficial de X (antes Twitter): “Abandonamos la prueba de vuelo de hoy debido al clima. El equipo de Starship está determinando la siguiente mejor oportunidad para volar”. En otras palabras, el cielo nublado y la posibilidad de tormentas impidieron el lanzamiento.

El intento ya había sido pospuesto el domingo por problemas técnicos. Según explicó Dan Huot, portavoz de SpaceX, se detectó una fuga en una tubería que suministra oxígeno líquido, un componente esencial para la propulsión del cohete. Este lunes, sin embargo, todos los ojos estaban en el cielo, esperando que las nubes dieran tregua, cosa que nunca ocurrió.

Y es que no es un vuelo cualquiera. Esta prueba sería la décima misión de Starship desde que comenzaron los ensayos en 2020, y la cuarta en lo que va del año. Ninguna ha sido totalmente exitosa hasta ahora: las tres anteriores terminaron con la pérdida de la nave, lo que ha obligado a la compañía a hacer ajustes y rediseños constantes.

Durante la transmisión en vivo, que alcanzó más de un millón de espectadores conectados, el propio Elon Musk apareció vestido con una camiseta que decía “Nuke Mars”, dejando claro que el objetivo sigue siendo colonizar el planeta rojo. Reafirmó que Starship es clave para llevar humanos a Marte, aunque ese sueño todavía parece lejano.

Más allá de lo espectacular, estos vuelos tienen un fin práctico: lograr que el sistema completo —formado por el propulsor Super Heavy y la nave Starship— sea totalmente reutilizable. Esto permitiría reducir drásticamente los costos de acceso al espacio, algo crucial para las misiones a largo plazo y la exploración interplanetaria.

En el último intento, realizado en mayo de este mismo año, el cohete explotó una hora después del despegue, cuando ya se encontraba en fase de reentrada a la atmósfera terrestre. Para esta prueba, SpaceX implementó varias mejoras en la nave, en busca de esa combinación de potencia, resistencia y eficiencia que permita al sistema llegar, al menos, a completar una órbita con éxito.

Por ahora, el equipo técnico seguirá ajustando fechas y esperando una nueva ventana meteorológica para intentarlo de nuevo. En la carrera espacial del siglo XXI, la paciencia también es combustible.

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