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Sin Fonden, México enfrenta las lluvias sin red de apoyo

Por Bruno Cortés

 

Cada temporada de lluvias, México enfrenta una prueba de resistencia. No solo por los ríos que se desbordan o los cerros que se desgajan, sino por la capacidad —o incapacidad— del gobierno para reaccionar a tiempo. Esta vez, el diputado Elías Lixa Abimerhi, coordinador del PAN en la Cámara de Diputados, levantó la voz para señalar un problema que muchos sienten pero pocos entienden a fondo: ¿por qué ya no existe el Fonden y qué implica eso para la gente?

Hasta hace unos años, el Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) funcionaba como una especie de “alcancía de emergencia”. Cada vez que un huracán, un temblor o una tormenta severa golpeaba al país, el gobierno federal podía liberar recursos de inmediato para atender daños, reconstruir caminos, ayudar a damnificados y restablecer servicios básicos. No era un fondo perfecto, pero era un mecanismo claro y con reglas establecidas.

Hoy, ese fondo ya no existe. Fue eliminado en el actual sexenio bajo el argumento de que había corrupción y mal manejo, y que los apoyos se entregarían “de manera directa”. En papel, sonaba a eficiencia; en la práctica, según Lixa, ha dejado a miles de familias sin apoyo rápido ni claridad sobre de dónde vendrá la ayuda.

El diputado panista no se guardó nada. Dijo que el gobierno está “solventeando con discurso lo que debería resolver con recursos”, es decir, que mientras se multiplican los mensajes de solidaridad, las comunidades afectadas siguen esperando la llegada de despensas, maquinaria o materiales para reconstruir. En pocas palabras, hay mucha narrativa y poca acción.

Lixa también denunció que el dinero que pertenecía al Fonden fue trasladado a la “bolsa común” del gobierno, sin que se sepa en qué partida terminó o cómo puede usarse ahora. Eso, en términos simples, significa que ya no hay un fondo etiquetado específicamente para emergencias, y que la ayuda depende de decisiones políticas más que de procedimientos automáticos.

Desde su punto de vista, México está en la indefensión. Sin un fondo claro y sin reglas de operación visibles, los estados y municipios afectados tienen que esperar a que la Federación “quiera” liberar recursos, lo que puede demorar días o semanas, justo cuando la urgencia es mayor.

El legislador subrayó que su reclamo no tiene tintes partidistas, pues las lluvias no distinguen colores políticos. “El desastre que se genera por la incapacidad del gobierno de actuar rápido y con certeza, ese sí es un desastre gubernamental”, remató.

En resumen, el señalamiento de Lixa Abimerhi va más allá de la crítica. Es un recordatorio de que sin planeación financiera, cualquier tormenta se convierte en crisis humanitaria. Y mientras el país sigue enfrentando lluvias intensas, la ausencia de un mecanismo institucional como el Fonden deja en evidencia que el discurso no basta para reconstruir un puente, ni mucho menos para levantar una casa destruida por el agua.

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