Por Juan Pablo Ojeda
La presidenta Claudia Sheinbaum entró de lleno al debate sobre el futuro del agua en Nuevo León y aseguró que, si las lluvias se mantienen dentro del promedio, el estado tiene suministro garantizado por los próximos 20 o 30 años. La declaración llegó durante su conferencia mañanera del 27 de noviembre, en respuesta a cuestionamientos sobre el acueducto Monterrey y la estrategia federal para asegurar el abastecimiento.
Sheinbaum explicó que su Gobierno está revisando los sistemas hídricos del país y definiendo inversiones que ataquen las zonas con mayor rezago. En esa evaluación surgieron 17 proyectos prioritarios distribuidos en diferentes estados, aquellos donde el desabasto ya golpea a comunidades completas. La lógica es simple: atender primero donde el agua ya es un problema de supervivencia.
En ese contexto, la presidenta aclaró que el acueducto Monterrey no está contemplado en los planes ni en el presupuesto actual. No se trata, dijo, de dejar a Nuevo León fuera, sino de respetar la propia solicitud del gobernador Samuel García, quien pidió dirigir el apoyo federal hacia temas de movilidad, no hacia infraestructura hídrica.
Sheinbaum insistió en que los recursos hídricos federales están concentrados en estados donde se construyen presas y acueductos esenciales: Sonora, Baja California, Baja California Sur, Colima, Tamaulipas y Durango. Ahí están los proyectos con etiqueta de urgencia nacional, incluyendo ductos, modernización de redes y reforzamiento de plantas.
Mientras tanto, en Nuevo León se mueve otra pieza clave: la presa Libertad. Samuel García informó que la obra ya está terminada y que captó suficiente lluvia para llegar al 40% de su capacidad, nivel que permite iniciar operaciones. Además, adelantó que en diciembre quedará lista la carretera que conecta Monterrey con la presa, y que para marzo abrirán el malecón, la zona de alimentos y el área para lanchas. La idea es que la población pueda aprovechar completamente este nuevo espacio.
El gobernador proyecta que la presa podría llenarse al 100% para el próximo verano, si las lluvias acompañan. Con ello, Nuevo León sumaría un pulmón hídrico adicional que ayudaría a estabilizar el abasto en la zona metropolitana.
Aunque no habrá nuevo acueducto por ahora, el mensaje de la Federación es que el estado no está desprotegido: tiene obras recientes, apoyo técnico y una planeación que, según Sheinbaum, permitirá que los próximos años —e incluso décadas— sean más previsibles en materia de agua.
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