Por Juan Pablo Ojeda
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo confirmó que ni su administración ni la Secretaría de Marina han recibido el dictamen que Estados Unidos elabora para determinar por qué el Buque Escuela Cuauhtémoc perdió el control y chocó contra el Puente de Brooklyn el pasado 17 de mayo. A seis meses del incidente, la mandataria aseguró que las autoridades estadounidenses siguen realizando el peritaje y que, una vez concluido, deberá ser compartido con las y los cadetes que vivieron el accidente.
Sheinbaum anunció además que el emblemático velero será modificado para llevar inscritos los nombres de los jóvenes navales que fallecieron durante la travesía por territorio estadounidense. La presidenta destacó el testimonio ofrecido por el capitán del navío, al considerar que permitió dimensionar el impacto emocional que enfrentaron los estudiantes de la Marina Armada. Reiteró su reconocimiento tanto para los cadetes como para las familias afectadas, a quienes envió un mensaje de cariño, subrayando su confianza en que los jóvenes “serán fuertes” pese al dolor que ha marcado su formación.
El arribo del Cuauhtémoc al puerto de Veracruz este 23 de noviembre se convirtió en un acto simbólico. Sheinbaum acudió al muelle del Fuerte de San Juan de Ulúa para recibir al buque y participar en un homenaje a los dos cadetes fallecidos. Fue la primera vez que la presidenta abordó la embarcación, donde saludó a la tripulación y escuchó el recuento del capitán José Díaz Castillo sobre los puertos visitados y la ruta de instrucción.
La llegada del llamado “Caballero de los Mares” coincidió con el aniversario 200 de la Independencia del Mar, una fecha histórica para la Armada de México. El Cuauhtémoc, activo desde 1982, es uno de los mayores símbolos de la tradición naval del país. A lo largo de más de cuatro décadas ha formado generaciones de marinos, ha representado a México en puertos del mundo y ha sido una escuela viva de navegación, disciplina y cooperación internacional, incluida la incorporación de mujeres a partir de 2011.
Con el homenaje realizado y el dictamen aún pendiente, el gobierno federal espera ahora que Estados Unidos entregue las conclusiones que esclarezcan definitivamente el accidente que marcó la última travesía del buque insignia de la Marina mexicana.

































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