Por Juan Pablo Ojeda
Desde Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo lanzó un mensaje directo al gobierno de los Estados Unidos: urge incrementar los operativos para detener el tráfico ilegal de armas que ingresan desde su territorio hacia México. La mandataria fue clara al señalar que, aunque este tema ha sido abordado en diversas reuniones bilaterales, el flujo de armamento no ha cesado, lo que sigue alimentando la violencia en manos del crimen organizado.
“Lo hemos dicho: Estados Unidos tiene que incrementar sus operativos para disminuir el tráfico de armas ilegales a México”, expresó Sheinbaum en su conferencia matutina, subrayando que la responsabilidad también está del otro lado de la frontera.
Con firmeza, detalló que el gobierno estadounidense cuenta con suficientes elementos de seguridad y tecnología en la frontera como para frenar la entrada de armas. “Tienen toda la posibilidad de hacer las revisiones y los operativos necesarios”, insistió, agregando que México ya hace su parte, pero que es necesario un esfuerzo coordinado y equilibrado.
El llamado de la presidenta ocurre en un contexto tenso, tras el fallo de la Corte Suprema de EE.UU. en junio pasado, que desestimó una demanda interpuesta por México contra fabricantes de armas estadounidenses, argumentando que no podían ser responsabilizados por el uso criminal de sus productos en otro país. A pesar de ese revés legal, el jefe interino de la ATF, Daniel Driscoll, aseguró que la agencia seguirá colaborando con México para detener el flujo de armamento a los cárteles.
No es la primera vez que el gobierno mexicano denuncia la situación. Desde el sexenio anterior, se ha documentado que la mayoría de las armas utilizadas por el crimen organizado en México provienen del norte, muchas de ellas adquiridas legalmente en EE.UU. y luego traficadas de forma ilícita.
Sheinbaum no dejó lugar a ambigüedades: la seguridad en México también depende de que Estados Unidos cumpla su parte del trato. Y aunque las estrategias nacionales se siguen fortaleciendo, con revisiones fronterizas y cooperación internacional, el mensaje es claro: no se puede frenar la violencia en México si el tráfico de armas desde EE.UU. sigue siendo una fuga sin control.
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