Por Juan Pablo Ojeda
En el marco de la conmemoración de los 30 años de la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing, Laura Itzel Castillo, presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República, presentó una propuesta simbólica pero de gran impacto: modificar los nombres de las cámaras del Congreso de la Unión para visibilizar explícitamente la presencia femenina en la política mexicana.
“Lo que no se nombra no existe”, enfatizó la senadora, destacando la necesidad de nombrar a las mujeres en las estructuras de poder. Durante el acto inaugural, recordó que en muchos espacios legislativos son las mujeres quienes más participan y que su presencia refleja compromiso y responsabilidad con la ciudadanía. Castillo rindió homenaje a pioneras del feminismo en México, como Malú Micher Camarena, y resaltó el impacto histórico de la conferencia de Beijing de 1995, la cual marcó un parteaguas en la conciencia colectiva sobre igualdad, libertad, justicia y derechos humanos para las mujeres.
La legisladora recordó avances concretos en México, como la paridad constitucional y la tipificación del feminicidio, que han colocado al país como referente en legislación con perspectiva de género. Además, destacó cómo el liderazgo femenino ha evolucionado: “Si comparamos lo que pasaba hace 50 años, cuando el Año Internacional de la Mujer era presidido por un hombre, hoy las mujeres lideramos espacios fundamentales, incluso la Presidencia de la República”.
Castillo recordó su propuesta histórica de 1998 para incorporar el género en los nombres de las Cámaras, idea que en su momento generó risas y resistencia: la Cámara de Diputados y Diputadas y la Cámara de Senadores y Senadoras. Pese a las críticas, su iniciativa ha contado con el respaldo de legisladoras de todos los partidos y cobra nueva relevancia en la conmemoración de Beijing.
“La visibilidad es un acto de reconocimiento y empoderamiento”, subrayó la senadora, insistiendo en que las mujeres existen y deben ser nombradas. Finalmente, hizo un llamado a la acción para relanzar la demanda de renombrar las cámaras legislativas como un paso simbólico hacia la consolidación de los derechos de las mujeres en México.
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