Por Bruno Cortés
No todos los héroes usan capa, y a veces, ni uniforme militar ni bata médica. Algunos usan gafas de aviador y uniforme de vuelo. Así fue el caso del capitán Roger Castillo Rivas, piloto originario de Ciudad del Carmen, Campeche, quien fue reconocido esta semana en la Cámara de Diputados por algo que pocos podrían hacer: salvar la vida de más de 215 pasajeros durante un aterrizaje de emergencia en La Habana, Cuba.
Todo sucedió el pasado 6 de mayo, cuando un vuelo de Viva Aerobús que iba de Miami a Mérida sufrió una falla en uno de sus motores en pleno trayecto. Con temple, decisión y sangre fría, el capitán Castillo apagó el motor averiado y desvió la aeronave hacia La Habana para realizar un aterrizaje seguro. Ni una víctima, ni un solo herido. Un milagro con manos mexicanas al mando.
La diputada Elda Esther Castillo Quintana, de Morena, no dejó pasar la oportunidad de rendirle homenaje en el Pleno. Con palabras claras y emotivas, recordó que este tipo de actos merecen reconocimiento público: “Siempre se deben reconocer los actos heroicos que realiza nuestra gente”, dijo. Y no es para menos, porque no todos los días se salva a 215 personas en el aire.
Durante la rueda de prensa, realizada en el recinto legislativo, estuvieron presentes miembros de la tripulación: desde el capitán hasta el sobrecargo Ángel José Arturo Romero Olvera. Agradecidos, recibieron el reconocimiento que, aunque simbólico, representa el agradecimiento de todo un país a quienes hicieron lo correcto cuando más se necesitaba.
Este tipo de momentos en el Congreso no solo son emotivos, sino también importantes: nos recuerdan que más allá de las discusiones políticas y los debates legislativos, hay mexicanos haciendo cosas extraordinarias. Y que el valor, la preparación y la vocación de servicio también merecen aplausos desde la tribuna más alta del país.
Una historia que nos recuerda que el profesionalismo salva vidas… y que los héroes también vuelan.
Deja una respuesta