Por Bruno Cortés
Imagínate caminar por la ciudad, en medio del tráfico, las filas eternas o una jornada laboral larga, y de pronto, el cuerpo te dice “ya no más, necesito un baño”. Buscas uno, y nada. O los que hay, están cerrados, cobran o están en condiciones que ni ganas dan de entrar. Pues este drama cotidiano podría tener los días contados, si prospera una nueva propuesta en el Congreso.
La diputada Diana Estefanía Gutiérrez Valtierra, del PAN, presentó una iniciativa de esas que suenan tan básicas que sorprende que no estén ya en la Constitución: que todas las personas tengan el derecho de acceder, de forma universal, digna y segura, a sanitarios en espacios públicos. Así, sin complicaciones. Una necesidad tan elemental, y sin embargo, tan olvidada.
La idea es que el Estado garantice este derecho, se haga cargo de poner baños donde se necesiten, darles mantenimiento y asegurarse de que estén limpios y sean seguros. Y ojo, esto incluye no sólo que haya más baños, sino también que ningún lugar que dé servicio al público (como centros comerciales, restaurantes, oficinas de gobierno o cines) pueda negarle el acceso a personas con discapacidad, personas mayores, mujeres embarazadas, menores de edad, personas con enfermedades crónicas o simplemente a quien lo necesite con urgencia.
Sí, suena lógico, pero la realidad es otra. México, según datos que incluye la iniciativa, es el sexto país con menos baños públicos del mundo. Y eso tiene consecuencias. Desde infecciones estomacales y problemas de salud, hasta exclusión social. Porque no tener dónde ir al baño, literalmente, te saca de la vida pública. Especialmente si tienes una condición que te hace más vulnerable.
La diputada recuerda que, a nivel internacional, el acceso a instalaciones sanitarias adecuadas ya se reconoce como un derecho humano. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU lo dicen claro: si queremos bienestar y salud para todos, hay que empezar por lo básico. Y eso incluye poder ir al baño sin sufrir, sin pagar y sin arriesgarse.
El tema no es menor. Según la OPS, más de mil 500 millones de personas en el mundo siguen sin tener acceso a retretes o letrinas privadas. Y 419 millones todavía hacen sus necesidades al aire libre. Eso no solo es indigno, es un foco de enfermedades.
La propuesta de Gutiérrez Valtierra ya fue turnada a la Comisión de Puntos Constitucionales, donde se decidirá si avanza. No será fácil. Porque aunque parezca una iniciativa con sentido común, implica recursos, cambios en la infraestructura urbana y una buena dosis de voluntad política.
Pero al final, se trata de dignidad. Porque todos, absolutamente todos, hemos pasado por el apuro de no encontrar un baño cuando más lo necesitamos. Y como dice la diputada, la salud, el bienestar y la inclusión también se construyen desde un sanitario limpio y accesible.
Así que sí, tal vez sea hora de que ir al baño deje de ser un privilegio y se convierta, por fin, en un derecho.
Deja una respuesta