Por Juan Pablo Ojeda
Medios globales califican de símbolo de la violencia de género el acoso a Claudia Sheinbaum y exigen reformas estructurales en México.
La agresión pública contra la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ocurrida el 4 de noviembre en el Centro Histórico de la Ciudad de México y que ya derivó en la detención de un hombre, provocó una ola de reacciones en la prensa internacional. Medios como Reuters, The Telegraph y Associated Press calificaron el hecho como un “asalto a todas las mujeres” y lo posicionaron como un reflejo de la crisis de violencia de género en México.
Según el reporte de Reuters, “un hombre bajo los efectos del alcohol abrazó a la mandataria y trató de besarla”, lo que activó una indignación nacional y reclamaciones internacionales por la vulnerabilidad de una figura pública femenina. The Telegraph y CNA también documentaron el incidente y destacaron que la reacción visual del momento pone en evidencia la frecuencia del acoso callejero.
El contexto general del acoso callejero en México es alarmante. Datos de la ONU-Mujeres indican que más del 70 % de las mujeres mayores de 15 años han sufrido algún incidente de acoso en espacios públicos. Esta agresión contra una de las máximas autoridades del país ha sido interpretada como una señal de que ninguna mujer está exenta.
En su conferencia matutina, Sheinbaum confirmó que presentó la denuncia ante la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México y que su agresor fue detenido. Además afirmó: “Si esto le hacen a la presidenta, ¿qué va a pasar con todas las mujeres en nuestro país?” Lo que los medios internacionales retomaron como frase emblemática.
Desde la prensa global se cuestionó también el esquema de seguridad alrededor de la presidenta. Reuters señaló que el agresor actuó sin que el equipo de protección interviniera a tiempo, lo cual puso en evidencia deficiencias en los protocolos. El evento fue descrito como más que una falla de seguridad: un “símbolo de la precariedad de la protección femenina”.
La reacción en redes sociales y entre actores internacionales fue inmediata. Varios medios destacaron que el incidente podría impulsar reformas en la tipificación del acoso sexual en entidades mexicanas que aún no lo consideran delito grave. Según la prensa de Singapur, “el acoso callejero se vuelve internacionalmente visible cuando afecta a una jefa de Estado”.
Para los lectores y observadores globales, el impacto político es doble: por un lado, el tema de la violencia de género vuelve a la agenda internacional; por otro, la imagen de México como nación que protege a sus líderes y ciudadanas se ve cuestionada. Los medios concluyen que se trata no sólo de un acto aislado, sino de un test para las instituciones del país.
Hasta ahora, el gobierno mexicano no ha anunciado reformas inmediatas en el marco legal nacional reaccionando solo al incidente. Sin embargo, ya comenzaron a circular peticiones para que se revisen protocolos de seguridad y se tipifiquen penas más severas para el acoso público en todos los estados.
































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