Por Juan Pablo Ojeda
En el emblemático salón de Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo anunció un cambio clave en uno de los casos más dolorosos y sensibles para México: el de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa. A partir de ahora, Mauricio Pazarán Álvarez será el nuevo encargado de despacho de la Unidad Especial de Investigación y Litigación para el Caso Ayotzinapa (UEILCA), en sustitución de Rosendo Gómez Piedra, quien renunció recientemente.
Sheinbaum fue clara: «Él renunció, decidió renunciar», dijo sin rodeos sobre la salida de Gómez Piedra, quien fue parte del equipo de investigación que intentó destrabar un caso que lleva casi una década sin justicia.
El nuevo responsable, Pazarán, ya tiene camino recorrido. Según la mandataria, ha sostenido reuniones con los familiares de los estudiantes desaparecidos, al menos en dos ocasiones, lo que —según sus propias palabras— demuestra que ya está familiarizado con el expediente y con las emociones que lo rodean. Aunque su nombramiento oficial aún está pendiente, el funcionario ya asumió funciones clave en las nuevas líneas de investigación.
Y justamente en eso hizo énfasis la presidenta: la investigación tomará un rumbo renovado, con nuevas herramientas y enfoques. Dijo que ahora se exploran análisis científicos, revisión de llamadas telefónicas y otros datos que estaban presentes en las carpetas, pero que no se profundizaron lo suficiente en años anteriores.
El caso Ayotzinapa, ocurrido la noche del 26 de septiembre de 2014, se convirtió rápidamente en un emblema del reclamo por verdad y justicia en México. Los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa desaparecieron mientras se dirigían a Ciudad de México para participar en las protestas por el aniversario de la matanza de Tlatelolco. Desde entonces, sus madres y padres han cargado con la exigencia de justicia, incluso rompiendo relaciones con el anterior gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien no cumplió su promesa de resolver el caso.
Ahora, bajo la administración de Sheinbaum, los familiares han dado un voto de confianza renovado, esperando que el cambio de responsables traiga consigo no solo nuevas líneas de investigación, sino resultados reales.
El caso Ayotzinapa sigue siendo una herida abierta. Pero con este nuevo nombramiento, se renuevan también las expectativas de un país que no olvida.
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