Noticias de México

Historia de lo inmediato

Noroña, la Suprema Corte y la batalla política que viene

Por Bruno Cortés

 

A veces, en la política mexicana, lo que parece un trámite solemne puede convertirse en un campo de batalla. Así pinta el 1 de septiembre, día clave para la toma de protesta de nuevos integrantes del Poder Judicial, que llegarán con la encomienda de renovar a fondo el funcionamiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Pero más allá de los discursos y los protocolos, el ambiente en el Senado ya huele a tensión. Y como buen narrador del drama político, Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva, no se guardó nada.

En conferencia de prensa, Noroña dejó claro que no espera una sesión tranquila. La ceremonia, en la que ministros y magistrados electos asumirán sus cargos, será también la primera gran prueba para la nueva legislatura. “No tengo ninguna duda de que la oposición va a hacer todo por descarrilar la sesión”, soltó, directo, sin adornos. Según su lectura, no sería la primera vez que un acto solemne termina en espectáculo. Y es que —según él— algunos bloques de la oposición ya tienen ensayado su guion de protesta.

¿Por qué tanto alboroto? Porque esta no es cualquier toma de protesta. Marca el arranque de una nueva etapa en el Poder Judicial y, con ello, en la forma de impartir justicia en el país. Por primera vez, gracias a la reforma constitucional recientemente aprobada, los jueces serán electos por voto directo. En otras palabras: tú, yo, cualquiera con credencial de elector podrá decidir quién se sienta en el estrado. Es un cambio de fondo, de los que dividen opiniones.

Noroña, con su estilo habitual, acusó que la oposición “no tiene palabra” y que han demostrado una y otra vez que no están dispuestos a respetar acuerdos. Lo más fuerte vino cuando habló de una supuesta petición de intervención extranjera: “Pedir la intervención de un ejército extranjero en nuestro país… si eso no es traición a la patria, no sé qué pueda serlo”.

La crítica no es menor. En política, la línea entre la oposición legítima y el sabotaje es delgada y siempre discutible. Pero para Morena y sus aliados, este tipo de gestos rebasan los límites del debate institucional. De hecho, el propio Adán Augusto, como titular de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), ha intentado tender puentes. Pero, según Noroña, los puentes no sirven cuando del otro lado sólo hay dinamita.

Aún con todo este ruido, lo cierto es que el primero de septiembre va a marcar un parteaguas. Será la primera sesión de la nueva legislatura, la bienvenida oficial a los nuevos actores del Poder Judicial, y posiblemente, el primer round de una nueva etapa política bajo el mando de la presidenta Claudia Sheinbaum. Noroña lo resume así: “Esa sesión será la primera prueba de fuego. Veremos si la nueva Mesa Directiva tiene el temple y el talento para sacarla adelante”.

Y es que más allá de las acusaciones cruzadas, lo que está en juego es grande. No sólo se trata de quién alza la mano y jura el cargo. Se trata de cómo funcionará la justicia en los próximos años, quién la impartirá y con qué legitimidad. La reforma judicial no es cualquier cosa: plantea que los ciudadanos puedan elegir a sus jueces, algo que nunca se había hecho en México. Para algunos, es una democratización real del poder. Para otros, un riesgo de politización judicial.

Así que sí, el 1 de septiembre pinta para sesión dura. Habrá cámaras, gritos, aplausos, quizás pancartas y uno que otro jalón simbólico. Pero más allá del espectáculo, también habrá un mensaje: en México, hasta los protocolos más formales pueden convertirse en una escena de lucha política. Y mientras tanto, la gente mira, vota, juzga… y espera justicia.

Dijiste:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *