Por Bruno Cortés
En el siempre movido escenario político mexicano, a veces cuesta entender de qué están hablando nuestros representantes en el Congreso. Pero esta semana, el diputado Arturo Ávila Anaya, vocero de Morena en San Lázaro, quiso dejar un mensaje claro: “Morena está más fuerte y más unido que nunca”. ¿Y por qué? Porque, según él, la base no son los políticos, ni los líderes, sino la gente.
Durante una conferencia bautizada como “Legislativa del Pueblo”, Ávila explicó que el partido oficialista está trabajando en una megaestructura de participación ciudadana: más de 71 mil Comités Seccionales de Defensa de la Transformación, integrados por más de 10 millones de personas afiliadas, de aquí a que termine el 2025. Ojo: según sus palabras, esta gente no recibe ni un peso, solo el “honor” de formar parte del movimiento.
En palabras sencillas, lo que Morena está haciendo es crear una red nacional de ciudadanos organizados por secciones electorales —es decir, por vecindarios, colonias, comunidades— para fortalecer su presencia territorial. Y si eso suena a que se están preparando para las elecciones de 2027… es porque sí. No lo dicen abiertamente, pero todo apunta a que están consolidando su músculo político desde abajo.
Ávila fue enfático: con esa estructura, Morena sería el partido más grande del mundo en número de afiliados. Para dar una idea, dice que ya van en 7 millones de personas con credencial morenista, lo cual es una cifra enorme si se compara con los partidos tradicionales que apenas y tienen unos cientos de miles de militantes activos.
Sobre la reforma electoral, tema delicado donde muchos partidos se están jugando el futuro, el diputado bajó el tono. Dijo que la propuesta aún está en pañales y que se está construyendo apenas con la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral, una figura creada por el nuevo gobierno para escuchar a todos los actores antes de enviar una iniciativa de ley. Traducción: todavía no hay nada concreto, pero se viene una discusión intensa que podría cambiar las reglas del juego electoral en México.
Ahora, en lo que sí no bajó la voz fue en el tema del Cártel Inmobiliario, ese escándalo que ha salpicado a figuras del PAN por presuntos casos de corrupción en desarrollos de vivienda en la CDMX. Ávila señaló directamente al dirigente panista Jorge Romero Herrera, y aseguró que la Fiscalía de la Ciudad de México ya lo contactó para integrar la información que él ha presentado a las 22 carpetas de investigación que ya existen sobre el caso. Dice que ya entregó todo lo que tenía y que, por respeto al proceso legal, no puede dar más detalles públicamente.
Entonces, en resumen: Morena se está organizando como nunca antes, no solo para gobernar, sino para perdurar; la reforma electoral está en construcción (aunque todos ya están en modo alerta), y el pleito con el PAN por corrupción inmobiliaria sigue echando chispas.
En medio de todo, queda claro que el Congreso se ha vuelto no solo el campo de batalla legal, sino también simbólico, donde los partidos se disputan algo más que leyes: el relato de quién está del lado del pueblo y quién del lado de la corrupción.
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