Por Juan Pablo Ojeda
A siete años de que Morena llegara al poder federal, el movimiento de la Cuarta Transformación prepara una demostración masiva de fuerza política este 6 de diciembre en el Zócalo capitalino. La convocatoria, lanzada por la presidenta Claudia Sheinbaum, busca no solo celebrar el camino recorrido desde 2018, sino dejar claro que el proyecto gobernante mantiene una base social sólida, incluso tras un primer año de gobierno marcado por tensiones, protestas juveniles y desafíos en seguridad.
Sheinbaum, quien llega a este aniversario con una aprobación de alrededor del 70%, recordó que el movimiento surgió de décadas de lucha política y aseguró que, pese a campañas y señalamientos de sus opositores, la transformación sigue firme. “Gobierno y pueblo somos lo mismo”, declaró en un mensaje difundido desde Palacio Nacional. El acto se perfila como un termómetro político: medir apoyo, cerrar filas y proyectar cohesión en un momento donde el debate público se ha intensificado.
A esta convocatoria se sumó la jefa de Gobierno capitalina, Clara Brugada, quien subrayó que Morena llegó al poder por la vía democrática y sin violencia, algo que —dice— también merece celebrarse. Se espera la presencia de gobernadores, legisladores, dirigentes partidistas y miles de simpatizantes de todo el país.
Pero el telón de fondo no es sencillo. Las últimas semanas estuvieron marcadas por protestas de la llamada Generación Z, que exigió mayor transparencia, rendición de cuentas y acciones más contundentes contra la violencia. Mientras la oposición busca capitalizar ese descontento, el oficialismo pretende mostrar músculo y recordar sus logros.
Y es que los siete años de la 4T han dejado una mezcla de avances y pendientes. En el plano económico, la narrativa oficial presume indicadores favorables: el salario mínimo pasó de 88 pesos en 2018 a 278 en 2025, y las cifras oficiales indican que 13.4 millones de personas salieron de la pobreza entre 2018 y 2024. Programas como la Pensión para el Bienestar y las Becas Benito Juárez siguen siendo el corazón del respaldo popular al movimiento.
A la par, México ha vivido un boom de inversión extranjera por el nearshoring, alcanzando niveles históricos. La recaudación fiscal también se fortaleció, sobre todo por la presión a grandes contribuyentes. Para Sheinbaum, estos resultados sostienen la idea de continuidad económica sin sobresaltos.
No obstante, hay sombras difíciles de ignorar. Aunque los homicidios muestran una ligera tendencia a la baja en los primeros meses de este gobierno, las desapariciones continúan aumentando, con más de 30 mil casos anuales. El hallazgo de fosas en Teuchitlán y la intervención de la ONU reavivaron la exigencia internacional de atender de raíz el problema de desaparición forzada.
Los golpes de la violencia también han alcanzado al ámbito político, como lo demostró el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, un caso que volvió a colocar al crimen organizado en el centro del debate nacional.
En materia de salud, Sheinbaum insiste en que la transformación avanza: más hospitales, más personal, más equipo y la consolidación del IMSS-Bienestar como pilar del sistema público. Incluso destaca el reciente apoyo internacional de 25 millones de dólares del Fondo para Pandemias. Pero los rezagos siguen presentes, al igual que las demandas en torno al acceso a medicamentos y la mejora del servicio cotidiano.
Otros temas permanecen abiertos, como la armonización nacional para la despenalización del aborto —que ya supera los 20 estados— y la urgencia de reducir las desigualdades regionales. Además, la informalidad laboral, que afecta a más de la mitad de la población económicamente activa, sigue siendo uno de los grandes retos estructurales del país.
En el plano internacional, la relación con Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump añade presión. Migración, aranceles y seguridad fronteriza vuelven a dominar la agenda bilateral, aunque recientes encuentros entre Sheinbaum, Trump y Mark Carney buscan suavizar el terreno rumbo al Mundial 2026, que compartirá sede entre los tres países.
Así, Morena llega a su séptimo aniversario en el poder en un escenario complejo: con una presidenta fuerte en términos de aprobación, una economía dinámica, respaldo social palpable, pero también con una lista de desafíos que no pueden posponerse. La movilización del 6 de diciembre será, en muchos sentidos, un mensaje político de unidad y fortaleza… y una prueba de que el proyecto aún apuesta por caminar hacia adelante.
































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