Por Juan Pablo Ojeda
Aunque el Gobierno de México celebró una disminución significativa de la pobreza en 2024, organizaciones civiles advierten que el país enfrenta un nuevo desafío: el aumento de carencias sociales y la persistente desigualdad de oportunidades, que refuerzan un “círculo vicioso de pobreza”.
De acuerdo con datos del Inegi, México redujo en 8.3 millones el número de personas en situación de pobreza en los últimos dos años, al pasar de 46.8 millones en 2022 a 38.5 millones en 2024, una baja de 6.7 puntos porcentuales (de 36.3 % a 29.6 %).
Sin embargo, el número de personas con carencias sociales aumentó de 26 % a 32 %, es decir, más de 42 millones de mexicanos enfrentan ahora al menos una carencia en acceso a derechos básicos como salud, educación, vivienda o seguridad social.
De la pobreza al riesgo de vulnerabilidad
“El problema es que muchas personas que salieron de la pobreza por ingresos, ahora son vulnerables por carencias”, explicó Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, durante una conferencia de prensa.
“Brincaron el umbral de ingreso, pero no tienen garantizados derechos básicos. No tener carencias no significa ejercer plenamente derechos como salud o educación”, advirtió.
En otras palabras, aunque mejoró el ingreso en muchos hogares, el acceso efectivo a servicios públicos sigue siendo insuficiente. Según Gómez Hermosillo, 11.4 millones de mexicanos adicionales se encuentran ahora en condición de vulnerabilidad por carencias.
Jóvenes en rezago educativo y carencia de salud
Uno de los datos más alarmantes señalados por la ONG fue el aumento de jóvenes sin educación media superior concluida: 6.6 millones de personas entre 18 y 29 años están en esa condición, 2.7 millones más que en años anteriores.
En paralelo, la carencia por acceso a servicios de salud se duplicó: pasó de 19.2 millones a 44.5 millones de personas en solo ocho años. Esta deficiencia, subrayó Gómez, “golpea especialmente a los hogares con menores ingresos”.
Desigualdad que se hereda
El Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) también advirtió sobre la baja movilidad social en México y cómo la desigualdad de origen sigue determinando el futuro de millones.
“Para tener una movilidad social real, se requieren dotaciones iniciales equilibradas: salud, educación, nutrición. Pero en México, el lugar donde naces sigue determinando tus oportunidades”, expresó Roberto Vélez, director del CEEY.
Según el Informe de Movilidad Social en México 2025 del centro, el 73 % de los mexicanos nacidos en los hogares más pobres siguen siendo pobres en la adultez, lo que evidencia una barrera estructural intergeneracional.
¿Un reto para la nueva administración?
Los especialistas coincidieron en que, aunque el país registra avances en indicadores de ingreso, la estrategia nacional debe enfocarse en garantizar derechos sociales y promover igualdad real de oportunidades, especialmente para la juventud.
Con Claudia Sheinbaum al frente del Gobierno, el reto será traducir las estadísticas en cambios estructurales que rompan los ciclos de pobreza y vulnerabilidad.
“No se trata solo de reducir cifras. Se trata de que la gente realmente acceda a una vida digna, con educación, salud y seguridad social”, concluyó Gómez Hermosillo.
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