Por Juan Pablo Ojeda
Los Kansas City Chiefs viven algo que parecía impensable: por primera vez en la era Patrick Mahomes, su presencia en los playoffs está prácticamente descartada. Y no por un tema de suerte, sino por una de las peores actuaciones del mariscal en toda su carrera. Tres intercepciones, decisiones arriesgadas y un rating de 19.8 —el más bajo que ha registrado— terminaron por hundir a un equipo que durante años parecía invencible.
El golpe más duro llegó en el último cuarto. Abajo por siete puntos y atrapado en su propio campo, Mahomes lanzó la tercera intercepción de la noche, esa que selló el partido y, de paso, las aspiraciones de Kansas City. Antes de este desastre, su peor juego había sido aquel ante San Francisco, cuando aún así logró ganar. Esta vez no hubo tal milagro: sólo 14 pases completos, 160 yardas y cero anotaciones.
Mientras Mahomes batallaba, la defensa de Houston hizo el trabajo del año. Los Texans, que ya hilaban cinco victorias consecutivas, volvieron a mostrar una muralla difícil de penetrar: detuvieron 11 de 13 series de los Chiefs, provocaron tres intercepciones, forzaron cuatro despejes y hasta capitalizaron un error en cuarta oportunidad que cambió el rumbo del partido. Si bien su ofensiva tampoco brilló —CJ Stroud apenas superó el 50% de pases completos—, hicieron lo necesario para maniatar a Kansas City y tomar control del marcador.
La jugada que terminó por fracturar a los Chiefs llegó con el reloj en el último cuarto. Con el duelo empatado a 10, Andy Reid decidió jugársela en cuarta dentro de su propio campo. No salió. Houston tomó el regalo, anotó y nunca miró atrás. Desde ese momento, la defensa texana se dedicó a cerrar espacios y Kansas City no pudo ni siquiera cruzar la mitad del campo.
Con la derrota, los Texans se colocan 8-5 y toman el séptimo lugar de la AFC, dejando a los Colts atrás. Los Chiefs caen a 6-7 y ya sólo aspiran a un boleto por comodín, pues el título divisional quedó fuera de su alcance por primera vez desde 2016. Un golpe histórico para una franquicia que, hasta hace poco, parecía vivir en modo “dinastía”.






























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