Por Juan Pablo Ojeda
La NFL arrancó la semana con un guion que ya parece repetirse: los Buffalo Bills volvieron a vencer a los Miami Dolphins y lo hicieron con autoridad. Con marcador de 31-21, el equipo comandado por Josh Allen no solo llegó a tres victorias en la temporada, sino que también reafirmó su dominio histórico sobre el cuadro de Florida.
Allen volvió a brillar como en sus mejores noches. El mariscal de campo lanzó tres pases de anotación y sumó 213 yardas por aire, recordándole a todos por qué fue elegido MVP la temporada pasada. El golpe final llegó en el último cuarto, cuando una intercepción a Tua Tagovailoa acabó con cualquier intento de remontada.
Este triunfo marcó la séptima victoria consecutiva de los Bills sobre los Dolphins, y bajo el mando de Allen, la estadística es contundente: 13 triunfos y solo 2 derrotas en sus últimos enfrentamientos. En sus más recientes 15 duelos, Buffalo ha ganado 14 veces, dejando claro quién manda en esta rivalidad divisional.
El partido también tuvo un momento clave que inclinó la balanza. Con el duelo empatado a 21 en el último cuarto, un castigo de rudeza al pateador de Buffalo le dio vida al equipo, convirtiendo lo que parecía un despeje en una nueva serie ofensiva que terminó en anotación. Fue el punto de quiebre que encaminó la victoria.
Por el lado de Miami, no todo fue negativo. Los Dolphins mostraron una mejor versión respecto a semanas anteriores. Aunque Tagovailoa volvió a sufrir con las intercepciones —ya suma cinco en tres partidos—, logró 146 yardas y dos pases de touchdown, uno de ellos a Tyreek Hill, quien aportó 49 yardas en cinco recepciones. La sensación es que los de Florida están cerca de encontrar ritmo, pero pequeños errores les siguen costando caro.
Con 10 días para preparar su siguiente duelo, Buffalo enfrentará a unos Saints que lucen como víctimas en el papel, mientras que Miami tendrá otro desafío divisional nada sencillo: medirse a los Jets.
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