Por Juan Pablo Ojeda
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo no se contuvo este jueves al referirse al altercado entre Alejandro “Alito” Moreno y Gerardo Fernández Noroña durante la sesión de la Comisión Permanente del miércoles 27 de agosto de 2025. En su conferencia matutina en Palacio Nacional, la mandataria fue directa: comparó al líder del PRI con los porros de la UNAM y aseguró que la agresión evidencia “lo que es el PRIAN”.
“Lo que ocurrió ayer muestra la verdad de lo que es el PRIAN”, dijo Sheinbaum, recordando un episodio de su juventud en la Facultad de Derecho, donde los porros golpeaban a estudiantes y generaban un clima de autoritarismo. “Cuando vi ayer al presidente del PRI en esta actitud y a otro diputado golpeando en el piso a un trabajador de la Cámara de Senadores, me vino a la memoria aquella escena muy autoritaria”, agregó.
La presidenta subrayó que Moreno fue quien inició la agresión contra Fernández Noroña y contra su colaborador, calificando el hecho de un “autoritarismo enorme”. Señaló que actos como estos reflejan odio y violencia en lugar de diálogo, justo en un espacio diseñado para la discusión parlamentaria.
El conflicto se desató cuando Noroña, presidente de la Mesa Directiva del Senado e integrante de Morena, negó que los legisladores del PRI pudieran tomar la palabra durante la sesión. Moreno reaccionó al final de la jornada, mientras se entonaba el Himno Nacional, confrontando al legislador de la 4T y provocando empujones, jaloneos y manotazos que se difundieron en transmisiones en vivo y redes sociales.
Para Sheinbaum, la escena fue lamentable, no solo por la violencia física, sino por lo que refleja del autoritarismo que, según su perspectiva, persiste en la oposición. “Es muy lamentable que haya ocurrido esto, porque se ve claramente cuando uno ve el video de dónde viene la agresión y el golpeteo”, insistió.
Con sus declaraciones, la presidenta busca evidenciar la diferencia entre el proyecto de transformación nacional que impulsa Morena y la actitud agresiva de sus opositores, dejando en claro que la violencia no tiene cabida en los espacios de debate parlamentario.
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