Por Juan Pablo Ojeda
En la mañanera del pueblo de este lunes, uno de los temas centrales fue la vivienda, y quien tomó el micrófono para explicarlo fue Octavio Romero Oropeza, ahora al frente del Infonavit, con una serie de anuncios que —según dijo— responden al nuevo enfoque de gobierno impulsado por la presidenta Claudia Sheinbaum: acceso real a créditos para los que menos ganan y un modelo mucho más sencillo, sin trabas absurdas.
Romero Oropeza explicó que el sexenio arrancó con una meta clara: construir 1.2 millones de viviendas, más del doble de lo que se logró en el sexenio anterior. Pero más allá de la cifra, lo importante —dijo— es cómo se accede a esas viviendas, y para eso, se cambió todo el modelo.
Con el sistema anterior, si ganabas menos de dos salarios mínimos (unos $18,700 pesos mensuales), prácticamente estabas fuera del Infonavit. “No tenían acceso, así de simple”, soltó Romero, quien aseguró que esa fue una de las primeras cosas que la presidenta Sheinbaum le pidió revisar: ¿por qué se excluye justo a quienes más lo necesitan?
A partir de ahí, se rediseñó la fórmula. Antes, el derechohabiente necesitaba mil puntos, cumplir con al menos diez requisitos, y encima de todo, si su empresa tenía alguna irregularidad en el pago de cuotas, eso le afectaba directamente, aunque no tuviera nada que ver. “Era completamente irracional”, reconoció Romero, quien anticipó que ese sistema ya se eliminó o está en vías de quedar atrás.
La nueva lógica será más sencilla y justa, según explicó: menos requisitos, más flexibilidad, y un modelo más accesible para quienes tradicionalmente han sido excluidos del mercado formal de vivienda.
Estos cambios llegan en un momento clave: el inicio del sexenio de Sheinbaum y la expectativa de que su gobierno ponga énfasis en el bienestar social, pero con eficiencia. Lo dicho hoy en Palacio Nacional parece ir justo en esa dirección: abrir las puertas del Infonavit a los que ganan menos, que son la mayoría, y garantizar que puedan tener un techo propio sin obstáculos burocráticos o financieros sin sentido.
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