Las playas de Tamaulipas se han convertido en un escenario de contaminación cósmica. Fragmentos del cohete Starship, lanzado por SpaceX desde su base en Texas, han comenzado a llegar al Golfo de México, generando alarma entre ambientalistas, pescadores y científicos por el daño que provocan al ecosistema y a la tortuga lora, una de las especies más amenazadas del planeta.
Jesús Elías Ibarra Rodríguez, presidente de la organización Conservación e Investigación de la Biodiversidad (Conibio Global), lleva meses recolectando restos metálicos en Playa Bagdad y Matamoros. “Hemos encontrado tanques, placas de fibra de vidrio y piezas con el logo de SpaceX. Se fragmentan en millones de partículas que terminan siendo ingeridas por peces, aves y crustáceos”, explicó en entrevista.
Desde finales de 2024, el Golfo de México se ha convertido en el punto de caída de los propulsores del Starship, el cohete más grande y potente del mundo. Solo este año, cuatro lanzamientos han terminado con explosiones sobre el mar, y los desechos han cubierto más de 40 kilómetros de playa mexicana.
El daño no se limita a la contaminación. Voluntarios de Conibio reportaron varamientos de delfines, peces muertos y nidos de tortuga lora que no lograron eclosionar. “Uno de los delfines murió por la explosión sónica del cohete. También hemos perdido siete nidos de tortuga porque la vibración compactó la arena”, detalló Ibarra.
El problema escaló hasta el gobierno federal. En julio, la presidenta Claudia Sheinbaum confirmó los daños ambientales causados por los restos del Starship 36 en las costas tamaulipecas y anunció una revisión de los impactos y posibles sanciones. El secretario de Marina, Raymundo Pedro Morales, reveló que una plataforma contratada por SpaceX operó en el Golfo sin permisos y fue retirada del país.
Pese a ello, los lanzamientos de SpaceX continúan. En agosto, ambientalistas realizaron una protesta marítima llamada “Operación Golfo de México” durante una prueba del cohete. “Helicópteros estadounidenses descendieron a 20 metros de nuestras lanchas para intentar volcarlas. No vamos a detenernos”, denunció Ibarra.
Mientras tanto, la organización prepara una expedición submarina hacia un propulsor de 60 metros de largo hundido frente a Playa Bagdad. Buscan analizar con drones y sonares el impacto ambiental en el fondo marino. “Será la evidencia más sólida para exigir que SpaceX repare los daños causados en territorio mexicano”, aseguró el ambientalista.
La Secretaría del Medio Ambiente y Relaciones Exteriores ya analizan si la empresa de Elon Musk violó el Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967, que responsabiliza a los países por los daños que causen sus empresas espaciales, incluso fuera de sus fronteras.
Pese a los compromisos recientes del alcalde de Matamoros, Alberto Granados, quien aseguró que SpaceX enviará cuadrillas técnicas para limpiar Playa Bagdad, los ambientalistas siguen recogiendo trozos metálicos entre la arena.
La tortuga lora, símbolo de conservación en el Golfo, enfrenta ahora una nueva amenaza: la basura espacial. Y mientras los lanzamientos del Starship continúan, las costas de Tamaulipas se transforman poco a poco en el nuevo vertedero orbital del planeta.
































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