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Estudio del MIT alerta: usar IA para escribir reduce la actividad cerebral de los estudiantes

Por Juan Pablo Ojeda

 

Un reciente estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) revela que los estudiantes que recurren a la inteligencia artificial (IA) para redactar textos presentan una conectividad neuronal sistemáticamente menor en todas las bandas de frecuencia, en comparación con aquellos que dependen únicamente de su propio pensamiento.

Los investigadores detallan que los alumnos que escriben sin asistencia tecnológica muestran una mayor activación en redes neuronales que conectan regiones parietales, temporales y frontales, esenciales para la atención, memoria y procesamiento semántico. En contraste, quienes utilizan la IA obtienen textos más pulidos y calificados positivamente, pero experimentan dificultades para recordar lo escrito y sienten una menor sensación de autoría.

El estudio señala que esta dependencia de la IA puede empobrecer el proceso mental, afectando la capacidad para analizar, recordar y comprender información en profundidad. Incluso cuando se les pide escribir sin ayuda, los usuarios habituales muestran una notable reducción en la activación de redes cerebrales necesarias para redactar de manera autónoma, un fenómeno comparado con intentar caminar sin apoyo tras acostumbrarse a usar muletas.

Resultados clave y recomendaciones
Los hallazgos muestran que los estudiantes que aprenden primero a escribir sin asistencia tecnológica y luego incorporan la IA mantienen su conexión neuronal y obtienen mejores resultados en memoria y activación cerebral. Los investigadores subrayan la importancia de comprender y ejercitar el propio pensamiento antes de integrar herramientas de inteligencia artificial.

“Se necesitan estudios longitudinales para entender el impacto a largo plazo de los modelos de lenguaje en el cerebro humano, antes de considerarlos netamente positivos para las personas”, advierten los autores del estudio.

Para un uso efectivo de la IA en entornos educativos, se recomienda emplearla como complemento y no como sustituto del pensamiento propio. Los alumnos pueden utilizar estas herramientas para aclarar conceptos complejos, recibir sugerencias personalizadas, analizar ensayos o generar resúmenes, siempre fomentando la reflexión y comparación con sus propios procesos cognitivos.

El equilibrio es fundamental: la inteligencia artificial puede ampliar la perspectiva y optimizar el aprendizaje, pero solo si no sustituye la comprensión y el dominio personal del conocimiento.

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