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Historia de lo inmediato

El PAN va por la mesa directiva en San Lázaro

Por Bruno Cortés

 

Este próximo 1 de septiembre de 2025 arranca el segundo año de la LXVI Legislatura en el Congreso de la Unión, y aunque para muchos suena como un dato de cajón, la cosa trae más jugo de lo que parece. El punto caliente está en quién se quedará con el timón de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, ese órgano que, dicho en palabras más simples, es como el árbitro de todo lo que se discute y vota en San Lázaro.

Hasta ahora, la presidencia de la mesa ha estado en manos de Morena, el partido dominante desde hace ya varios años. Pero como en el Congreso hay reglas (y turnos), toca cambio. ¿Y a quién le toca? Pues al Partido Acción Nacional (PAN), la segunda fuerza política en la Cámara. Así lo explicó Sergio Gutiérrez Luna, quien ya ha sido presidente de la mesa directiva y que, con tono institucional pero sin pelos en la lengua, recordó que hay una rotación establecida: el primer año preside el partido con más diputados, el segundo año, el segundo lugar, y así sucesivamente.

Entonces, si hacemos la suma: Morena tiene 253 diputados, el PAN 71 y después viene el Partido Verde con 62. Eso significa que este segundo año (2025-2026) sería para el PAN y el tercero (2026-2027) para el Verde. Fácil, ¿no?

Ahora, ¿por qué importa quién preside esta mesa? Porque no es solo una figura decorativa. La mesa directiva organiza los debates, lleva el orden, cuida que se cumpla la ley durante las sesiones, y en momentos críticos puede tener la última palabra sobre lo que se discute o no. En resumen: quien preside tiene el control del micrófono y del reloj en el Congreso. Y en política, eso vale oro.

Pero no es que el PAN ya tenga la silla asegurada. Aunque la ley marca el camino, en el Congreso nada está dicho hasta que se vota. La presidencia se decide por el voto del Pleno, y eso puede abrir espacio para jaloneos, negociaciones y hasta “accidentes legislativos” si no se llegan a acuerdos entre bancadas.

Lo interesante aquí es que el PAN y Morena no son precisamente aliados. Así que si el PAN quiere tomar la presidencia, necesitará no solo los votos de los suyos, sino probablemente el respaldo o, al menos, la no oposición de otros grupos parlamentarios. Un reto político, pero también una oportunidad de poner en la mesa acuerdos rumbo al último tramo del sexenio.

Y como en política todo se conecta, este cambio llega en el contexto de un año clave para preparar el cierre del gobierno actual y perfilar a los nuevos liderazgos hacia 2027. El PAN lo sabe, y estar al frente de la mesa le daría visibilidad, capacidad de maniobra y, sí, también control de la agenda legislativa en un momento donde cada iniciativa cuenta.

Así que, si creías que el Congreso era aburrido o que solo sirve para dormir siestas en cadena nacional, te aviso que este septiembre las cosas se van a poner interesantes. El cambio en la mesa directiva no es solo de forma: puede marcar el tono del debate político en lo que resta del sexenio.

Nos toca ver si el PAN se sube al volante, si Morena le cede el paso sin empujones… o si termina habiendo volantazo de último minuto.

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