Por Bruno Cortés
La Cámara de Diputados se prepara para entrarle a un tema que lleva años atorado, pero que se volvió imposible de ignorar: las condiciones en las que se forman los médicos internos y residentes en México. El diputado Fernando Mendoza Arce, de Morena, anunció que este 20 de noviembre arrancarán mesas de trabajo en San Lázaro para fortalecer una iniciativa que busca cambiar —de raíz— cómo se forman y cómo trabajan los futuros especialistas del país.
Lo explicó en palabras sencillas: si no se dignifican las jornadas, la formación académica y la salud mental de los médicos en formación, el sistema de salud seguirá cojeando. Por eso, convocó a docentes, académicos, residentes y médicos internos a sumarse al diálogo. La reforma va dirigida a la Ley General de Salud, con la idea de que la ley obligue a brindar condiciones laborales y académicas dignas, y que la parte emocional deje de ser un “tema secundario”.
El diagnóstico que presentó no es nuevo, pero sí alarmante. México simplemente no tiene suficientes especialistas. Mientras la OCDE recomienda 3.5 especialistas por cada mil habitantes, aquí apenas llegamos a dos. Y lo peor: están mal distribuidos. Estados como CDMX, Edomex, Nuevo León y Jalisco tienen alrededor de 2.4 especialistas por cada mil habitantes, mientras que Oaxaca, Chiapas y Guerrero viven la situación opuesta: muy pocos médicos disponibles para atender a su población.
Aun así, Mendoza reconoció que en los últimos años sí ha habido avances: las plazas para formación de especialistas crecieron de 6 mil en 2008 a 18,777 en 2025, según datos del ENARM. Más oportunidades, sí, pero con jornadas que siguen siendo maratónicas. Y ahí está el punto central de la reforma.
Porque todos lo saben —y el diputado lo dijo sin rodeos—: los residentes trabajan hasta 36 horas continuas, en turnos que dejan estragos físicos y mentales. Aunque existe la NOM 01-SSA-2023, emitida en 2024, que señala que las jornadas no deben pasar de 80 horas semanales y que los turnos continuos no deberían superar 24 horas, la realidad es otra. Entre guardias, “práctica clínica complementaria” y las horas normales del hospital, muchos residentes siguen encadenando más de día y medio sin dormir.
El tema ya no es solo laboral, sino de salud pública. Mendoza recordó los casos recientes de residentes que se quitaron la vida —entre ellos los doctores Abraham Reyes, Nicole y Olivia Guzmán— para subrayar que el desgaste extremo no es solo una queja: es un riesgo real.
La iniciativa que Morena empuja incluye crear programas integrales de atención psicológica y psiquiátrica, diseñados específicamente para prevenir conductas suicidas y atender a quienes ya muestran señales de desgaste severo. Además, se plantea regular por ley el descanso obligatorio después de turnos extendidos: mínimo tres horas de reposo antes de volver a cualquier actividad.
El mensaje final de Mendoza Arce fue directo: este no es un tema de partidos, sino de humanidad. Pidió a medios, universidades y personal médico sumarse a las mesas de trabajo para que la reforma salga no solo técnica, sino también sensible y realista. Porque si no cambia la forma en que se forman los médicos, difícilmente cambiará la calidad de la atención que recibe la gente.

































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