Por Juan Pablo Ojeda
Luego del tropiezo que Cruz Azul sufrió en la Leagues Cup ante el Seattle Sounders, el técnico Nicolás Larcamón no se escondió. Con rostro serio pero con un discurso encendido, el argentino enfrentó los micrófonos para dejar claro que el golpe anímico fue fuerte, pero también que no hay espacio para rendirse.
“El grupo está golpeado, sí. Fue un golpe duro”, reconoció el entrenador, aunque inmediatamente soltó una frase que se volverá eco en La Noria: “Nos juramentamos trabajo y los huevos suficientes para salir adelante.” Larcamón quiere revancha, y la quiere pronto.
El técnico, que llegó con altas expectativas al banquillo celeste, sabe que el presente no es el ideal, pero mantiene firme su compromiso con el proyecto. Eso sí, también reconoció que su permanencia en el club no depende solamente de su voluntad: “Yo defiendo el proyecto día a día… Es el proyecto más importante en mi carrera, pero no depende solo de mí.”
Ante la presión de la afición y el entorno, el estratega no se esconde. Su apuesta sigue siendo el trabajo, el esfuerzo y la convicción de que este mal momento puede ser un punto de inflexión: “Todo lo que he logrado ha sido con trabajo y valentía. Estoy convencido de que la respuesta será inmediata.”
Consciente de que las palabras deben convertirse en resultados, Larcamón cerró reafirmando su confianza en el grupo y en su experiencia en el fútbol mexicano: “Sé muy bien que estos golpes pueden ser duros, pero hay con qué dar vuelta la página.”
En Cruz Azul no hay margen para la duda. El próximo partido será más que una jornada más: será la oportunidad de mostrar si esas promesas de reacción se quedan en palabras… o se convierten en hechos.
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