Por Juan Pablo Ojeda
El Estadio Akron fue testigo de un duelo lleno de emoción, lluvia y oportunidades desperdiciadas. Chivas y Tigres firmaron un empate sin goles que dejó un sabor agridulce para la afición rojiblanca, pero un punto que sabe a victoria para Monterrey gracias a la espectacular actuación de Nahuel Guzmán. El arquero felino se convirtió en el villano del Guadalajara al atajar dos llegadas claras y un penal, dejando al Rebaño sin festejo en casa.
El primer tiempo fue cerrado, con pocas opciones claras para ambos equipos. Fue hasta el inicio del complemento que el partido se abrió con el ingreso de Armando González, quien le dio mayor dinamismo a Chivas y generó varias llegadas peligrosas al arco de Tigres. La “Hormiga” tuvo la primera clara, un mano a mano ante Guzmán que terminó con el arquero ganando la partida y salvando su portería.
Minutos después, González conectó un voleo impresionante que se estrelló en el travesaño, apagando el grito de gol de los aficionados rojiblancos. La tensión siguió creciendo cuando Javier Aquino cometió una mano dentro del área, sancionada como penal. Efraín Álvarez fue el encargado de ejecutarlo, pero Guzmán volvió a aparecer para mantener el cero en su arco.
No fue la noche de González; después del gran momento que vivió ante América el sábado pasado, volvió a topar con la muralla felina. En un tiro libre, el arquero desvió con los pies un remate de cabeza del delantero rojiblanco, evitando que Chivas se pusiera al frente. Cerca del final, en tiempo agregado, González tuvo otra oportunidad clara, pero la defensa de Tigres reaccionó a tiempo y le negó el gol que hubiera sellado la victoria en casa.
El resultado deja a Chivas con un empate que sabe a poco y confirma que, cuando Nahuel Guzmán está en el arco, los Tigres son un rival muy difícil de superar.
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