Por Juan Pablo Ojeda
Luigi Mangione, el joven acusado de asesinar al director ejecutivo de UnitedHealthcare, Brian Thompson, en diciembre pasado, podría haber influido en el tirador que el mes pasado acabó con la vida de cuatro personas en las oficinas de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) en Nueva York. La Fiscalía federal ha señalado que sectores de la población que simpatizan con Mangione comenzaron a considerar la violencia como una alternativa aceptable para alcanzar fines ideológicos o políticos.
Según un documento judicial presentado recientemente en un tribunal de Nueva York, miembros del público que apoyan a Mangione “promocionaron las acciones de Tamura como una loable continuación de la filosofía del acusado”. Shane Tamura, autor del tiroteo en la sede de la NFL, alegó haber sufrido encefalopatía traumática crónica (ETC) a raíz de golpes en la cabeza durante su etapa como jugador de fútbol americano. A partir de ello, habría buscado sembrar el pánico en las oficinas de la NFL.
La Fiscalía destacó que Mangione representa un peligro constante debido a la influencia que ejerce sobre ciertos grupos, normalizando la violencia como un medio para cumplir objetivos ideológicos o políticos. Este elemento ha llevado a las autoridades federales a solicitar la pena de muerte en su contra, argumentando que su comportamiento y sus seguidores representan un riesgo grave para la sociedad.
Mangione se ha declarado inocente de los cargos federales que enfrenta, los cuales incluyen asesinato con uso de arma de fuego equipada con silenciador. El ataque contra Thompson fue motivado, según la Fiscalía, por la animadversión de Mangione hacia las aseguradoras médicas estadounidenses y la forma en que operan, afectando la atención de los pacientes.
Este caso ha generado alerta en Estados Unidos debido al potencial efecto de contagio de la violencia, en el que las acciones de un individuo parecen inspirar a otros a repetir ataques bajo supuestos pretextos ideológicos o personales. Los fiscales enfatizan que Mangione habría intentado “normalizar” la violencia, con la intención de que sectores de la población vean este tipo de conductas como aceptables o incluso necesarias.
El proceso legal sigue en curso, y Mangione permanece bajo custodia federal mientras se determinan las pruebas y el desarrollo del juicio. Este caso ha puesto nuevamente en el foco la relación entre violencia ideológica y los crímenes de alto perfil en Estados Unidos, así como la responsabilidad de las autoridades en prevenir la influencia de figuras que promueven ataques de este tipo.
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